miércoles, 14 de junio de 2006

Algo pasa

Hoy me levanté tarde y vi en mi teléfono varias llamadas perdidas. Mi madre llama a la casa y me dice que no vaya a la escuela, que algo muy feo pasó con los maestros del zócalo. Me asusté mucho, pues no sabía qué pasaba y su voz era rara. Ella estaba en su escuela.

Le regresé la llamada a mi maestra, que me había llamado en repetidas ocasiones y me dice que todo en el centro es caos. Que a los maestros que hacían plantón en el zócalo los desalojaron los policías de manera muy violenta. Llamo a mis otros amigos que me han tratado de localizar y al parecer sí, las cosas están muy feas. Una amiga me dice que sí fue, y que en el centro, todo apesta y el aire es irrespirable, por las granadas de gases lacrimógenos usadas.

Yo tenía clase a las 8 de la mañana, pero por estudiar ayer no me pude levantar temprano por más que lo intenté, eran ya casi las nueve cuando lo hice. A esa hora aún podía ver helicópteros a lo lejos. En dirección al centro de la ciudad.

Bajé a desayunar, prendí la televisión en el canal local –del gobierno por cierto- y no hay información suficiente. Dicen que hubo enfrentamiento, pero no dicen que los policías lo propiciaron. Prendí el radio y ahí, en Radio Universidad es en donde me enteré de todo:

Muy temprano, en la madrugada, los maestros fueron sorprendidos por policías estatales, quienes con lujo de violencia los desalojaron del campamento que mantenían en el zócalo de la ciudad. Quemaron sus tiendas, los golpearon y desalojaron con gas lacrimógeno. No me fío por completo de los datos cuando la información está “muy fresca”, pero mencionan muchos muertos, y demasiados heridos. Son las 8 de la noche y aún no hay nada claro.

Mi escuela está a dos cuadras del zócalo y siempre me he quejado de que cada mayo de cada año, el centro histórico se vuelva un tianguis, lonas de colores por todos lados, mecates de tendedero sosteniendo las mismas por doquier, vendedores ambulantes que aprovechan y se instalan en todos lados a la par de los profesores; hay que estar esquivando todo y soportar el olor a orines de las esquinas de cada calle.

Nunca he estado de acuerdo de las soluciones a las que se llegan cada año. Los maestros son los títeres del sindicato; plantones van, marchas vienen y no logran ni el 10% de su pliego petitorio. Lo sé, porque mi mamá es maestra; de un día para otro los líderes dicen “se acabó el plantón” y todos vuelven a clases normalmente preguntándose qué fue lo que se logró.

Sin embargo, no hay ninguna razón. NINGUNA que justifique lo que han hecho, no estoy de acuerdo en lo más mínimo de la forma en que estos malditos han decidido “acabar” con el problema. No estoy de acuerdo en que los hayan desalojado de esa manera tan ruin, porque la violencia genera más violencia.

Cuando mi mamá regresó me dijo que muchos de sus compañeros están en hospitales, que hay muchos rumores de muertos, que las cosas están feas y que no hay que salir. Me dice también que han decidido que su único punto ahora es: la destitución de Ulises Ruiz Ortiz de su cargo. Estoy de acuerdo. No podemos ser gobernados por alguien que hace las cosas de la peor manera.

Por lo pronto no tendré clases hasta nuevo aviso.

No lo sé, pero presiento que esto se va a poner feo.