Dejé por la paz las matemáticas porque causaron un choque existencial en mí muy grande.
Cuando me enteré que en la universidad de mi estado se crearía una Facultad de Ciencias me emocioné demasiado. En la escuela siempre fui un ñoño. Pero nunca fui bueno en matemáticas. De hecho inicié estudiando computación y de repente me pasé a las matemáticas por un momento de pendejez en mi vida.
Resultó que la escuela es bien chafa, que los directivos no sabían jugar a la escuelita nueva. Nada ahí parecía una institución educativa, no solo por las instalaciones, si por todo en general. Los profesores eran algo rescatable, pero no fue suficiente. Llegó un momento en que todo me empezó a hartar, justo cuando vi que los profes nos estaban llevando por un camino muy raro, inexistente en este mundo real y más como de un mundo
verde bien raro.
Una vez mientras llevaba el curso de
Teoría de Grupos (una cosa muy rara que no hace falta explicar acá) en Álgebra Moderna, le pregunté a mi profesora que para qué me sirven los grupos en "el mundo real" y me acusó de ser
fundamentalista, de cuestionar todo, o sea
What the fuck? Se supone que si estudio para ser un científico el espíritu inquisitivo está dentro de mí, y creer en que los grupos me servirán como ella dice era un acto de fe que no estaba dispuesto a hacer.
Necesitaba pruebas, necesitaba que me diera aplicaciones visibles en este mundo. Pues no le veo el caso a estar haciendo algo que no te servirá en "el mundo". No entendía como es que ella no sabía, cuando fueron nuestros mismos maestros que nos pasaron de la fe a la ciencia, del creer al experimentar, ver y probar.
Total que me dijo que ella utilizaba los grupos todos los días, pero no me dijo cómo. Entonces llegamos a la conclusión de que ella usa todos los días los grupos porque es maestra de Teoría de grupos obviamente. Y ya. Desde entonces esa maestra se me cayó del concepto en el que la tenía y poco a poco fui perdiendo "la fe por la ciencia".
¡En fin! El caso es que las matemáticas me robaron varios años de mi vida, me estancaron durante mucho tiempo. Mataron lo poco de vida social que tenía antes de entrar.
Pero no todo es tan feo. Gracias a las matemáticas, o a las ciencias más bien, o a la escuela no lo sé, o al momento, conocí a gente maravillosa, encontré muy buenos amigos, encontré mucha gente que comparte gustos conmigo, encontré buenos compañeros. Y me pasaron cosas chidas que las mates así de culeras como las sentí, no llegan a opacar.
Todo esto porque una amiga me dijo que quiere estudiar matemáticas y me pidió mi opinión, y pues no le mentí, le dije todo lo que escribí acá; Para estudiar matemáticas no es suficiente el amor por la ciencia o el hecho de haber sido en la primaria el que se aprendía las tablas de multiplicar más rápido, eso vale madres al llegar acá. Hace falta mucho coraje, mucha pasión
*, mucho matarse, entregarse mucho. Estar acostumbrados a la presión, dejar muchas cosas que uno está habituado a hacer. Y sí, son muy bonitas, pero pues no es lo mío y menos teniendo que hacer cosas de las cuales no vea los resultados.
*Cuando se pierde la pasión por lo que se hace es mejor no continuar, no habrá nada bueno después. Y no tiene nada de caso seguir egañándonos solos.