lunes, 22 de noviembre de 2010

Sueños insomnes

Soñé que estaba dormido, que despertaba y de la nada descubría que en la lengua tenía un montón de espinas atravesadas. Espinas grandes como palillos chinos y negras. Más o menos como espinas de erizos.

Lo raro es que no me dolían pero me daba mucha "cosa" y vergüenza y no se qué tener unas espinas tan feas en la lengua; así que decidí arrancármelas yo mismo. Y agarrré una pinza.

No sangraba al retirarlas, sólo me dolía un poco. Pero me aterraba la idea de que mi lengua se quedara con un montón de hoyitos e imagínense cuando tomara café caliente, todo se iba a colar entre los agujeros y, seguramente, me iba a doler mucho.

Poco a poco las iba quitando todas. Me sorprendió ver que en algún momento ya eran demasiadas las que había juntado. Todas sobre un platito.

Solo quedaba una, una que se veía la más gruesa y larga de todas; atravesando el frenillo de la lengua y llegando hasta atrás. La empecé a quitar y noté que ésta estaba como más encarnada y dolia mucho. Además tenía miedo de que, como a los que les hacen mal una perforación en la lengua, me quedara sin sentido del gusto. O eso es lo que dicen. No conozco a alguien que se haya quedado sin sentido del gusto durante una perforación en la lengua. Pero de todos modos pues qué pavor. Porque nunca podría saborear las cosas y todo sería como comer papel. O madera, o papel con madera.

Me vi en un espejo para ver cómo habia quedado mi pobre lengua y me desmayé. Desperté, en el sueño nuevamente, y me tomé un vaso de leche y no me supo a nada, comí otras cosas y nada. Había perdido el sentido del gusto. Y entre que estaba llorillore pues que despierto.

Desperté con mucha hambre, dolor de cabeza, y de malas y pues ya mejor me fui a comer y me desayuné unos waffles con miel de maple que me supieron a gloria, entonces me alegré que sólo haya sido un sueño y fui un poco más feliz. aunque seguía y sigo de malas y pues ¡putos todos!

¿Interpretaciones de mi sueño?

jueves, 11 de noviembre de 2010

Nunca es tarde hasta cuando ya es imposible.

Tal vez suene lo más cliché del mundo pero apenas hace unos días descubrí que nunca es tarde.

Nunca es tarde para hablarle a aquella persona de la que nos acordamos y que tanto hemos querido hablarle desde hace ya mucho tiempo. Nunca es tarde aunque hallamos dicho "luego te hablo" y pasa el tiempo y pasa el tiempo y luego ya no le hablamos aunque nos acordemos porque pues nos da vergüenza de que haya ya pasado mucho tiempo y así poco a poco se va desvaneciendo la amistad y la comunicación. Nunca es tarde, aunque nos hayamos peleado y queramos reconciliarnos. Nunca es tarde, nunca.

Más cliché aún, este dicho: nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde.

Hace unos días me enteré de la muerte de una amiga muy querida de muchos años. Me sentí tan triste como es obvio. Tan triste como es necesario. Tan triste como sigo aún. Pero me sentí y siento muy molesto conmigo mismo porque hace un par de meses, que me acordé de ella, me dije que le hablaría; pero luego dije "Ay, pero qué tal que es bien tarde ya". Luego que "Ay mejor luego" Luego que "Chance y me la encuentro en el messenger y pos ái luego". Y eso nunca pasó.

Murió y no pude decirle que la quería mucho, que fue una gran amiga y que la extrañaría mucho si me hiciera falta. Porque así siento ahora.

Es por eso que ahora digo que nunca es tarde. Sólo hace falta dejar de ser desidioso y decidirse a tomar el teléfono y marcar. O buscar con los conocidos el teléfono de ese amigo al que le hemos dejado de hablar y que no tenemos su número, o si sí, seguro es uno de hace años y que ya lo cambió. Pero se puede.

Hoy, márquenle a un amigo que no hayan visto en mucho tiempo. A uno muy querido. Díganle lo que le tengan que decir. Estoy seguro que no se arrepentirán.


domingo, 7 de noviembre de 2010

De la torpeza

Siempre me lo han dicho y nunca lo he negado. Me lo repiten y repito tanto que me lo creo: Soy torpe.

Soy de ésos que, caminando en la calle, se tropiezan por distraerse un poco con cualquier cosa. Y generalmente lo hago, cuando camino, voy viendo los edificios de los lados, los árboles, los anuncios; que luego, sin querer, me caigo, piso caca o me caigo sobre caca. Bueno, eso nunca me ha pasado.

La última y más dolorosa vez es cuando me resbalé, como en las caricaturas, con una cáscara de plátano mientras iba viendo el celular. ¿Quién demonios se cae con una cáscara de plátano que no sea de Disney o Warner Bros.? Me dolió más el ego, claro está, que el golpe porque era temprano y había muchos oficinistas a mi alrededor, apenas dirigiéndose al trabajo. Les alegré el día.

Suelo alegrarle el día a muchos. Y a veces no y me alegro, pero me duele. Como la vez que llovía y me resbalé de las escaleras de un puente cuando iba bajando. Y que por cierto, ahí también explico más de mi torpeza.

En el metro o en el camión siempre estoy de “aquí para allá” porque no puedo pararme bien ni agarrarme correctamente del tubo y cuando frena pues ahí no’más me ando tambaleando. Varias veces me he caído. Es que no entiendo. ¿Hay un método para agarrarse y no caerse? ¿Cómo le hacen los vendedores para tener tanta pericia y desafiar a las leyes de la inercia y no caerse mientras van ahí vendivende sus cosas?

Volviendo a lo de la calle. Siempre meto la pata en hoyos, me tuerzo una pata o me tropiezo con una piedra. También, me pasa que cuando explico algo uso muchos ademanes y sin querer golpeo gente a cada rato. Cuando digo que algo está grandotote abro mis brazos y le pico el ojo a alguien que viene atrás. Podría parecer a propósito pero no lo es. Soy torpe y no mido las dimensiones de mi cuerpo.

Cuando estoy en la mesa y estiro mi mano para tomar algo tiro un vaso o golpeo una jarra o un tenedor sale volando. O algo tiene que pasar.

Cuando estoy con mi novio y lo quiero abrazar, le pico un ojo o le doy un golpe en la cara. Y dice que me va a acusar de violencia doméstica. Pero no mes mi culpa -o sí-. Pero es más de mi torpeza.

Y ya, sin rodeos: pues soy una mamada.


¿La torpeza se cura?