sábado, 26 de diciembre de 2009

Tierra del árbol de capulín.

Es costumbre en mi familia que cuando nadie va a la escuela o al trabajo, vayamos a algún lugar que no conocemos a pasear (Últimamente no puedo, estando en Puebla). Navidad, al despertar, después del recalentado y de curarse la cruda si es que la hay es la fecha perfecta porque aparte todos estamos en la misma ciudad. Siempre preferimos por sobre todas las cosas hacer mini viajes que hacer lo que la gente común hace: ir al zócalo que está atascado de gente que va a-hacer-no-sé-qué, pudiendo ir en otras fechas o ir a ver Paranormal Activity en plenas navidades al cine.

El año pasado fuimos a un hermoso río. Fue la vez en que más cerca he sentido la muerte: me metí a salvar a mi hermana que se estaba ahogando, yo con todo y pantalón y acabado de comer. Casi nos ahogamos los dos. Este año fuimos al único "Pueblo Mágico" de Oaxaca: Capulálpam de Méndez.


A 70 y tantos kilómetros de la ciudad (una hora y quince minutos aproximadamente por lo de las curvas) de la capital, en la sierra norte del Estado se encuentra un pequeño pueblito llamado Capulálpam, Capu pa' los cuates; a primera vista es un lugar muy pintoresco que da la bienvenida con una iglesia que data de finales del siglo XVII. Tiene un estilo barroco y clasicista y es de los pocos templos que aún conservan el techo de madera recubierto de teja, así como varios retablos muy bonitos de estilo barroco y churrigueresco (Gracias, descripción de la entrada).

Es muy bonito ver que el estilo de las casas es uniforme: o bien las casas son de adobe o pintadas de color rojo y blanco. El zocalito es bonito también, siguiendo el mismo estilo. Fuera de ahí es fácil recorrer el poblado pues es pequeñito. Aunque casi todo sobre el cerro.

Si bien el pueblo es agradable, francamente esperaba algo más de un pueblo "mágico", sobre todo porque comparte este título con bellos lugares como Taxco, San Cristóbal de las Casas y Pátzcuaro, entre otros. Es ahí donde me entró la duda de cómo hacen para "medir la magia" de cada pueblo y darle así este apelaivo. Tal vez la Secretaría de Turismo tiene un magiómetro sofisticado, muy difícil de entender para nosotros los mundanos.

Poco después quisimos ir al mirador del pueblo para ver desde ahí todas las montañas que rodean el lugar y los pueblos cercanos, pero hacen falta señales para llegar a tal lugar. Dimos vueltas y vueltas en el cerro por caminos de terracería y nunca hallamos un mirador, sólo una cancha de futbol, un caballo que nunca supo darnos indicaciones y este letrero que nos dio mucho miedo y huimos:
Saliendo del pueblo es posible encontrar la zona "ecoturística" en donde podemos convivir con la naturaleza, goee. En este campamento encontraremos un río cristalino de agua helada, podemos practicar rappel, hay tirolesa, juegos para niños, como este columpio del cual me corrieron porque efectivamente tengo más de 12 años:


Van a creer que ora sólo uso esta playera, pero juro que tengo más. Es que coincide que cuando salgo en fotos traigo ésta; también tengo otra: la de rayas rojas y blancas. Pero ¡meh! Aparte todo arranado. Y la narizota ¡Bah!

El lugar es muy bonito; el puente colgante le da un toque más emocionante aún. No corran en él. No es chido.


En el restaurant podemos comer truchas (de río) preparadas de muchas maneras: fritas, en caldo, empapeladas, al mojo de ajo y en mermerlada (bueno esta última no, pero sería cool) que son deliciosas de la manera en que la pidan. Si quieren comer la comída típica (que es la misma que la de Oaxaca capital) entonces deben comer en el pueblo.


Intento de foto, donde se supone que salen los peces del río. Pero miren como beben los peces en el río, pero miren como beben por ver a Dios nacido. Beben y beben y vuelven a beber...

En resumen: el pueblo es muy bonito, pero chiquito. No esperen encontrar muchas cosas que hacer, pero les aseguro que se divertirán.

Nota importante para el viajero: No hay señal de Telcel ni de Movistar. Repito: ¡No hay señal! Ja.

Ya de regreso hay que hacer una parada obligatoria en Guelatao, Guelatown para los cuates; lugar en donde nació El benemérito (¿qué demonios significa benemérito?) de las Américas Benito Juárez. Es un pueblo pequeño también y tampoco hay mucho que hacer pero es bonito.



Y ya. ¡Felices fiestas!

domingo, 20 de diciembre de 2009

Cosas de familia: El espectador.

En mi familia la hora de la comida es muy sagrada. El mundo se detiene, el sol brilla más fuerte y los astros se alinean para que todos comamos juntos. No siempre se puede, y ya no es como solía ser antes: un momento adecuado para compartir chistes, anécdotas, frustraciones y cualquier cosa con o sin relevancia de la vida propia. Pero aún se disfruta mucho, o casi... O ya no...

Incontables son las historias de las que uno se ha enterado en esa mesa. La alegría, la tristeza y todos los sentimientos siempre han sido acompañados con tortilla.

De pronto se escuchaba a mi hermano mayor decir: ya tengo novia. Y las preguntas de mamá eran siempre las mismas: ¿Cómo se llama? ¿Cómo es? ¿Cuándo la traes?. Si no lo hacía, era mamá quien preguntaba. El tiempo pasó y mi hermano pasó a la estabilidad; ahora mi cuñada es una comensal más en la mesa que ya sabe que la hora de la comida es religión.

Mi hermano menor ya, desde hace un tiempo interrumpe el curso de los bocados para indicar que él también, como otrora mi hermano mayor: ya tiene novia, que ya no o que ya tiene de nuevo. Si no, es mamá quien pregunta. Es como volver a recordar viejos tiempos. Él protagoniza ahora los cuestionamientos que antes sólo escuchaba. ¿Yo? Yo sólo soy un espectador.

Nunca ellos han esperado que les anuncie que ya tengo novio. Nunca he esperado siquiera que me lo pregunten. Fuera del clóset estoy, pero eso no quiere decir que ellos quieran, o yo quiera contarles acerca de mi vida privada. Todos sabemos que no.

Tal vez sería buena idea romper el hielo algún día y confesar que ya tengo novio . Y que lo amo. Tal vez de esta manera se acostumbren a que yo también puedo contarles mis secretos. Tal vez ellos debieran preguntar. Ese jueguito de ya-lo-sé-y-pues-no-es-necesario-que-lo-pregunte- ya me hartó. Ya me cansé de ser segregado. Ya me cansé de autosegregarme.

El problema es que aún, después de tanto tiempo, no puedo evitar pensar en esos comentarios homófobos que tantas veces fueron lanzados sobre esa mesa. Comentarios echados al aire y que en más de una ocasión amargaron mi plato de sopa. Y es es ahí donde prefiero seguir siendo aquél que sólo contempla.


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PD: Este post era como para gaycolectivo, ustedes disculparán. Pero tenía que decirlo. Terapia pues


viernes, 18 de diciembre de 2009

De mi incapacidad para manejar.

De entre todas las cosas que no puedo hacer, como: cruzar un puente sin caerme, caminar sin tropezarme, dibujar una línea derechita, usar ropa de lana sin hincharme, salir al sol sin estornudar, estresarme sin que me salgan manchas en la cara, está una que es graciosa, estúpida y muy triste a la vez: estoy imposibilitado física y mentalmente para conducir un automóvil.

Y no es porque me falte alguna extremidad o esté tuerto, sino porque no puedo. Y tampoco es porque no sepa conducir, sino porque soy una desgracia al volante. Un peligro andante.

Ser una persona distraída no es nada bueno cuando uno toma el control de un coche. Una vez, casi choco un carro ajeno por ir platicando, mi cerebro no puede hacer más de una cosa a la vez. O manejo o platico, no puedo con las dos. ¡Entiéndanme! La plática era más interesante que el camino, no me culpen. La música: uffff. me distrae de una manera sobrenatural. Ni pensarlo.

Tener una coordinación pobre también es malo. Una vez (distinta a la vez pasada) casi atropello a alguien porque -esto sólo cuando apenas aprendía a manejar- al voltear a ver por el espejito de al lado (¿retrovisor?) sin querer movía las manos, por ende el volante en la dirección que volteara. El horror.

Soy desesperado en el tráfico, soy impaciente, soy ansioso, soy paranoico y soy obsesivo compulsivo. Pero todo esto al volante, de copiloto: soy el mejor. Paciente, nada desesperado aunque haya tráfico, dicharachero, alegre, etc., etc.

Ni siquiera es necesario mencionar que no sé cómo cambiarle el aceite, agua, anticongelante y todas esas cosas necesarias para un coche. No sé el porqué de muchas cosas. No sé como se llaman sus partes; hasta hace un tiempo le decía "la cajuela del motor" al cofre. Soy un fracaso. Lo sé.

Manejaré bien o trataré de hacerlo cuando sea necesario y mi vida dependa de ello, antes no. Disfruto mucho el transporte público y de no buscar estacionamiento y todo lo que conducir implique.




La borregada. O de cómo Clint Eastwood no está muerto.

Usted, amable lector, tal vez a esta hora (2:58am) esté en brazos de Morfeo como yo debería estar en este momento porque luego empiezo a hacer/decir/escribir muchas tonterías (por ejemplo). Bueno, pues hace una hora más o menos, un rumor en Twitter comenzó a soltarse por todo el Timeline:

"Clint Eastwood está muerto."

No soy tan fan como muchos otros que seguramente ya se preparaban para salir a comprar mañana a primera hora la colección de películas de él antes de que subieran de precio, pero soy chismoso y quería enterarme cómo fue, así que hice lo que cualquiera haría en mi situación: Guglear.

Como no encontré nada pensé que era una noticia muy muy fresca e investigué en la búsqueda de Twitter. Me encontré cientos y cientos de tuits al respecto dando el pésame. cortándose las venas, retuiteando los retuits de los retuits, incluso de cuentas como BBCNews y otras cadenas de noticias, que al final resultaron retuits falsos.

El equipo de investigación de Moneda al aire encontró que el primer tuit que hablaba al respecto era de una cuenta llamada Ave del terror. Ja ¡Qué vacilador! Una cuenta con 4 tuits nada más. Creada hoy. Qué tontería. La broma, obvio, era de los primeros que retuitearon; mismos que siguen esa cuenta:



Plaqueta & Co.


Y se armó el borlote; todos estaban shockeados y llorando como Magdalenas por el fallecimiento de su ídolo, mientras -me imagino- lo autores intelectuales del hoax, viendo Gran Torino, cagados de risa.

No sé por qué lo hicieron o como para qué, pero me da mucha más risa cómo fluye la información en Twitter; cómo la gente, sin investigar antes empieza a retuitear a lo güei.

¡Todos esos que retuitearon son unos tontos! Y no me imagino cuántos más se fueron a dormir pensando que la noticia era cierta. Ja, ¡perdedores!

Sigo sin entender por qué la gente se toma tan en serio todo lo que leen y más en el internetz. Y más en Twitter. Odio a los borregos, odio a los tontos. Odio al mundo. Odio mi insomnio.



¡Gentesss, no sean güeyes! por eso luego se los chamaquean bien rápido.



Si ustedes checan esto ahorita, verán que ya todo volvió a la normalidad.


F I N

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Sí sí, tengo mucho tiempo libre ¿y? ¿y?

jueves, 17 de diciembre de 2009

Sin Patria.

Previamente en moneda al aire:

"Gezeta hace proselitismo de Tu mero mole con esta página. Descubrimos que es un torpe con los tenis de la marca de la estrella, que los viajes le causan una sensación rara y que está enamorado ."

Cuando me preguntan ¿De dónde eres? me cuesta trabajo responder, porque a ciencia cierta ni yo lo sé. Políticamente soy oaxaqueño. De la costa para ser exactos. Sin embargo geográficamente soy del Estado de Sinaloa. Yo nací en el paradisíaco puerto de Mazatlán; pero casi toda mi vida la he pasado en la Ciudad de Oaxaca. Así pues, yo no soy de aquí, ni soy de allá.

Volviendo: cuando me preguntan mi origen prefiero explicar todo esto que acabo de decir porque a pesar de todo eso no tengo un lugar al que sienta que pertenezco. Mazatlán, Oaxaca (centro y la costa) me encantan, pero no siento ninguna de ellas como mi patria. Como mi casita. Al tener padres separados esto es aún más difícil pues tengo dos casas en dos ciudades distintas.

También me encanta Puebla (la ciudad (no la gente)) y amo el DF. Me gustaría vivir ahí, me gustaría ser chilango. O me gustaría ser de Morelia. O de Guanajuato. O de Jalisco. O etc,. etc., etc.

Tiendo a enamorarme fácilmente de los lugares que visito; tanto que al poco tiempo imagino cómo sería y si me gustaría o no vivir ahí, soy un facilote, ciudadísticamente hablando.

No tengo patria. No siento pertenecer a ningún lugar. Soy de donde me guste ser.



miércoles, 16 de diciembre de 2009

31. Todos semos mole



Para mis lectores que vuelven de allá sin entender nada y se pregunten qué pasa, pueden leer la explicación acá.

Yo tampoco me he vendido. Pero apoyo a Tu mero mole pa' que gane. Ya es cuestión de orgullo. Así que voten acá acá acá acá acá.

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PD: Comenten allá.

viernes, 11 de diciembre de 2009

Paella de hipocresía

Cuando yo era un niño mocoso, inocente e imberbe fui obligado a ir a clases de catecismo para hacer mi primera comunión. Desde que soy muy pequeño he sido como alérgico a cualquier cosa que tenga que ver con la religión -cualquiera que esta sea-, entonces eso era todo un martirio para mí. Estoy seguro que cuando me bautizaron lloré pero porque el agua bendita me quemaba y no por alguna otra causa.

Bueno, pues las clases de catecismo eran de los más aburrido que podía haber. Sobre todo para un niño que podía disfrutar de otras cosas más maravillosas. Como jugar con sus playmobile, ver el canal cinco y videojugar horas y horas hasta que me sangraran los ojos o salieran ampollas en los dedos.

De vez en cuando, con pasajes biblícos, el catequista nos quería enseñar cosas de la vida real, pero yo era bien tonto y pues como que no le entendía si no me lo explicaba con un caso real. Uno no documentado en ese librito de antaño pues.

En una ocasión, en el salón de clases escuché que una niña le dijo a otro niño: "eres un hipócrita". Esas palabras retumbaron en mis oídos por mucho tiempo. Yo no sabía lo que eso significaba. Tal vez era la grosería más grande que alguien podía merecerse. Hipócrita suena bien fuerte goeee. Me daba miedo si quiera repetirla.

Como el catequista me caía bien, independientemente de lo aburrido de sus pláticas, se me ocurrió preguntarle que qué quería decir tan horrorosa palabra. Él, como era su costumbre, me explicó con un pasaje bíblico acerca de noséquién que hizo noséquécosa y blablablá: no entendí.

Supe entonces que hipócrita no era una grosería, pero no sabía todavía el significado. Pude vivir con ello.

Recuerdo que uno de los trabajos finales que nos dejaron, ya casi para hacer la primera comunión (¿Quién deja trabajos finales en clases de catecismo?) era pedirle a nuestra mamá que nos hiciera un bolsita roja de tela en donde guardaríamos un arroz cada vez que hiciéramos algo bueno.

Pues mi mamá me hizo mi bolsita roja en donde deposité un arroz por cada buena obra que hacía y al cabo de un mes, cuando había que entregarle al padre nuestra bolsita con las buenas obras, entregué mis 15 arroces. No creí que fuera malo, una buena obra cada dos días no estaba tan mal ¿no? El padre vio mi bolsita e hizo esta cara: "¬¬". Entregué los demás trabajos y ya.

Cuando fue el turno de Juanito, el niño que a todos caía mal porque era malo con nosotros y exageradamente bueno con los catequistas y el padre, entregó una bolsota como con medio kilo de arroz. MEDIO KILO DE ARROZ, el padre sonrió y le dio una palmadita en la espalda.

O seeeea. En medio kilogramo de arroz hay como 14, 567 granos (Si no me creen, cuéntelos). Es decir que este niño hizo como 485 obras buenas por día. ¿Quién que no sea la madre Teresa de Calcuta, el Papa Juan Pablo II y/o Gandhi hace 485 obras buenas por día? ¡VEINTE POR HORA! Este niño era un superhéroe. No hay duda.

¿Por qué el padre no le dijo nada de mentir de esa manera mientras que a mí me hizo cara de ¬¬ por ser honesto?

Rosita, otra niña del "curso" dijo: Juanito, eso es una hipocresía.

En ese momento entendí verdaderamente lo que era la hipocresía: una bolsa con medio kilo de arroz.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Torpeza + anticomercial

Decir que soy torpe no es algo nuevo o algo de lo que me sienta orgulloso. Si muero por causa accidental seguro será por mi torpeza. Explico:

Cuando camino por las calles siempre ando baboseando para todos lados. No lo sé, aún no entiendo por qué lo hago, pero voy volteando hacia donde sea: al cielo como niño autista, a los edificos, a los anuncios, menos a donde debo ver: hacia el piso. Es por eso que en repetidas ocasiones me tropiezo, me caigo, meto la pata en un hoyo, le piso la cola a un perro, pateo a un teporochito que duerme en la calle, me cruzo los semáforos cuando están en rojo para mí, le pateo el pie a quien vaya caminando adelante y hasta le saco el zapato e infinidad de cosas que puedan imaginar. Desde gracias hasta desgracias.
Ahora, por otro lado; sabiendo que soy bien torpe, no sé por qué uso Converses, so-bre-to-do-cuan-do-llue-ve. Son los peores zapatos que uno puede usar cuando se es torpe. Los converses no son todo terreno como muchos han dicho, son unos zapatos que a la menor provocación se escapan del piso y te hacen pasar los más grandes osos y/o graciosas y dolorosas caídas.

(Bueno, me imagino que ya quieren saber qué pasó. ¿no? )

Bueno. Ayer por al noche cuando pasaba por una calle muy transitada que necesitaba atravesar; decidí subir por el puente porque qué tal que me atropellaban. Entonces eso hice. Subí el puente con toda naturalidad y sin ningún problema. El problema fue a la hora de bajar porque había llovido, yo traía converses, spy torpe y los escalones del puente eran metálicos. Paréntesis (Nunca caminen sobre superficies metálicas mojadas con estos zapatos) ¿Y qué creen que pasó?
Pues sí, me caí como 8 escalones y medio. Apenas y alcancé a meter las manos, si no, hubiera bajado todo el puente cayendo de una manera muy estúpida: resbalándome. Juro, ¡lo juro! que sentí que caería como en las telenovelas: rodando, y al final me quedaría ahí tirado a la deriva. Pero no, hasta para eso soy torpe. No caí con estilo.
Me levanté y me dolía todo. Estaba todo sucio del pantalón y suéter. Y clásico: volteé hacia todos lados a ver si alguien me había visto para que si así fuera, aplicar la risita aunque me estuviera doliendo hasta el alma; por suerte no. Pues ya. Hoy que me despierto me siento como un anciano de 143 años, apenas y puedo caminar bien (con andadera).
Uno de estos días me voy a matar yo solo me cae.