lunes, 20 de diciembre de 2010

Sueños y pesadillas ambulantes.

El sábado, creí que sería buena idea viajar aunque estuviera muriéndome del malestar: cuerpo cortado, garganta inflamada, tos y, aparte, fiebre a la hora que ya venía en pleno camino.

Cuando me subí al autobús me costó un poco de trabajo conciliar sueño (aunque en la sala de espera de la terminal yo estaba que ya quería subirme porque me pesaban los ojos) sobre todo porque un argentino machista, sentado a mi lado, no dejaba de hablar y hablar por teléfono. Me incomodaba -un poco- su acento. Su conversación. Su volumen, su altanería porque varias veces fue callado y al boludo le valió y su cercanía. Colgó hasta que se le "acabó" la señal y/o el T/A y todos fuimos felices.

Bueno, cuando por fin pude dormir tuve un sueño horrible muy horrible: De repente iba yo caminando en alguna amplia avenida que no reconocía pero que, por algún extraño motivo, me era muy familiar y me traía bonitos recuerdos. Y de repente, empezó a temblar. Y como, tal vez, algunos de ustedes saben: soy tremofóbico. Todo estaba bien, pues estaba alejado de cosas que me pudieran caer. Hasta que el temblor era más fuerte y la tierra se empezaba a abrir, los edificios de alrededor empezaban a derrumbarse y la gente corría, gritaba y empujaba.


No sé cómo pasó, pero seguro tiene que ver con Inception de que nunca entendí bien el final, y que me dejó bien traumado y marcó bastantes de mis sueños posteriores, pero en algún momento me dí cuenta que estaba soñando y que sólo bastaba con despertar y ya; salí de ese sueño y me encontraba en mi cama y, efectivamente, estaba temblando pero yo no me podía despertar -como cuando se te sube el muerto-. Y empecé a estresarme, alterarme, acobardarme y todo.

Otro poco y seguro me hubiera dado un infarto. Desperté y me di cuenta que sólo iba en el autobús y por eso todo se movía y que no había ningún temblor y que era yo un mariquita. Estaba sudando y me costaba trabajo respirar. Al principio creí que era porque me había alterado en el sueño pero luego descubrí que tenía fiebre y que mi garganta se estaba cerrando por la inflamación. Y ahí, en pleno viaje, a la mitad, ni cómo ni dónde ir al doctor, ni qué hacer.

Me paniqueé mucho y no quería dormir porque creía que en algún momento del sueño mi garganta se iba a cerrar por completo y yo no tenía ni un bolígrafo a la mano para dárselo al argentino que estaba a mi lado para que me hiciera una traqueotomía si fuese necesario; dudé en si sería buena idea y gritar preguntar si había un médico "a bordo" para saber a dónde correr en el caso de que empezara a perder la respiración. Imaginé claramente, las miles de formas en que le decía al chofer que necesitaba un médico urgente; desde la más sutíl: "-oiga, me estoy sientiendo muy mal y creo necesitar un médico", hasta la más alarmante: "¡auxilio, no puedo respirar!" e imaginé, tambien, los miles de escenarios posibles como llegar hasta una caseta de cobro y que seguramente ahí habría servicio médico. Otro de desviarse y meterse en un poblado situado entre la frontera de los estados de Puebla y Oaxaca y pasar la noche en un petate con una compresa en la frente mientras un chamán hablaba algo que yo no entendía y olía a copal por todos lados. O que algún helicóptero iría por mí y me llevaría de vuelta al DF en cuestión de muy rápido.

Desperté. Efectivamente estaba soñando de nuevo y mi garganta sí estaba muy inflamada y sí tenía fiebre. Y sí, estaba a medio viaje. En -casi- ese momento el autobús se detuvo en una caseta de cobro y dijo que teníamos 5 minutos para bajar y/o salir a comprar algo. Mi corazón latía rápido, sabía que era la ÚNICA oportunidad que posdría salvar mi vida, ésa de buscar un médico, un chamán, medicina o algo. Y entonces le pedí permiso al argentino y bajé corriendo. Lo único que conseguí con eso fue que, como díce mi mamá: "me entrara un aire". Y me empezó a doler mucho mi oído derecho. Ya más sereno, en el baño, supe que estaba exagerando, que el (los) sueños previos son los que me habían puesto así. Que nadie se ha muerto de garganta inflamada (¿verdad?), que de fiebre tal vez, pero sólo faltaban dos horas para llegar a Oaxaca y que la hipocondria se me había trepado y que por eso me puse así y que debía calmarme.

Intenté dormirme de nuevo pero el dolor de oídome recordó que mi exageración se pagó cara. Y no me dejó y sólo iba viendo por la ventana tratando de distraerme; cerraba los ojos tratando de "programarme" para un sueño específico y no lo logré. Entonces, decidí que fue, por mucho, el peor viaje de la historia.

lunes, 22 de noviembre de 2010

Sueños insomnes

Soñé que estaba dormido, que despertaba y de la nada descubría que en la lengua tenía un montón de espinas atravesadas. Espinas grandes como palillos chinos y negras. Más o menos como espinas de erizos.

Lo raro es que no me dolían pero me daba mucha "cosa" y vergüenza y no se qué tener unas espinas tan feas en la lengua; así que decidí arrancármelas yo mismo. Y agarrré una pinza.

No sangraba al retirarlas, sólo me dolía un poco. Pero me aterraba la idea de que mi lengua se quedara con un montón de hoyitos e imagínense cuando tomara café caliente, todo se iba a colar entre los agujeros y, seguramente, me iba a doler mucho.

Poco a poco las iba quitando todas. Me sorprendió ver que en algún momento ya eran demasiadas las que había juntado. Todas sobre un platito.

Solo quedaba una, una que se veía la más gruesa y larga de todas; atravesando el frenillo de la lengua y llegando hasta atrás. La empecé a quitar y noté que ésta estaba como más encarnada y dolia mucho. Además tenía miedo de que, como a los que les hacen mal una perforación en la lengua, me quedara sin sentido del gusto. O eso es lo que dicen. No conozco a alguien que se haya quedado sin sentido del gusto durante una perforación en la lengua. Pero de todos modos pues qué pavor. Porque nunca podría saborear las cosas y todo sería como comer papel. O madera, o papel con madera.

Me vi en un espejo para ver cómo habia quedado mi pobre lengua y me desmayé. Desperté, en el sueño nuevamente, y me tomé un vaso de leche y no me supo a nada, comí otras cosas y nada. Había perdido el sentido del gusto. Y entre que estaba llorillore pues que despierto.

Desperté con mucha hambre, dolor de cabeza, y de malas y pues ya mejor me fui a comer y me desayuné unos waffles con miel de maple que me supieron a gloria, entonces me alegré que sólo haya sido un sueño y fui un poco más feliz. aunque seguía y sigo de malas y pues ¡putos todos!

¿Interpretaciones de mi sueño?

jueves, 11 de noviembre de 2010

Nunca es tarde hasta cuando ya es imposible.

Tal vez suene lo más cliché del mundo pero apenas hace unos días descubrí que nunca es tarde.

Nunca es tarde para hablarle a aquella persona de la que nos acordamos y que tanto hemos querido hablarle desde hace ya mucho tiempo. Nunca es tarde aunque hallamos dicho "luego te hablo" y pasa el tiempo y pasa el tiempo y luego ya no le hablamos aunque nos acordemos porque pues nos da vergüenza de que haya ya pasado mucho tiempo y así poco a poco se va desvaneciendo la amistad y la comunicación. Nunca es tarde, aunque nos hayamos peleado y queramos reconciliarnos. Nunca es tarde, nunca.

Más cliché aún, este dicho: nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde.

Hace unos días me enteré de la muerte de una amiga muy querida de muchos años. Me sentí tan triste como es obvio. Tan triste como es necesario. Tan triste como sigo aún. Pero me sentí y siento muy molesto conmigo mismo porque hace un par de meses, que me acordé de ella, me dije que le hablaría; pero luego dije "Ay, pero qué tal que es bien tarde ya". Luego que "Ay mejor luego" Luego que "Chance y me la encuentro en el messenger y pos ái luego". Y eso nunca pasó.

Murió y no pude decirle que la quería mucho, que fue una gran amiga y que la extrañaría mucho si me hiciera falta. Porque así siento ahora.

Es por eso que ahora digo que nunca es tarde. Sólo hace falta dejar de ser desidioso y decidirse a tomar el teléfono y marcar. O buscar con los conocidos el teléfono de ese amigo al que le hemos dejado de hablar y que no tenemos su número, o si sí, seguro es uno de hace años y que ya lo cambió. Pero se puede.

Hoy, márquenle a un amigo que no hayan visto en mucho tiempo. A uno muy querido. Díganle lo que le tengan que decir. Estoy seguro que no se arrepentirán.


domingo, 7 de noviembre de 2010

De la torpeza

Siempre me lo han dicho y nunca lo he negado. Me lo repiten y repito tanto que me lo creo: Soy torpe.

Soy de ésos que, caminando en la calle, se tropiezan por distraerse un poco con cualquier cosa. Y generalmente lo hago, cuando camino, voy viendo los edificios de los lados, los árboles, los anuncios; que luego, sin querer, me caigo, piso caca o me caigo sobre caca. Bueno, eso nunca me ha pasado.

La última y más dolorosa vez es cuando me resbalé, como en las caricaturas, con una cáscara de plátano mientras iba viendo el celular. ¿Quién demonios se cae con una cáscara de plátano que no sea de Disney o Warner Bros.? Me dolió más el ego, claro está, que el golpe porque era temprano y había muchos oficinistas a mi alrededor, apenas dirigiéndose al trabajo. Les alegré el día.

Suelo alegrarle el día a muchos. Y a veces no y me alegro, pero me duele. Como la vez que llovía y me resbalé de las escaleras de un puente cuando iba bajando. Y que por cierto, ahí también explico más de mi torpeza.

En el metro o en el camión siempre estoy de “aquí para allá” porque no puedo pararme bien ni agarrarme correctamente del tubo y cuando frena pues ahí no’más me ando tambaleando. Varias veces me he caído. Es que no entiendo. ¿Hay un método para agarrarse y no caerse? ¿Cómo le hacen los vendedores para tener tanta pericia y desafiar a las leyes de la inercia y no caerse mientras van ahí vendivende sus cosas?

Volviendo a lo de la calle. Siempre meto la pata en hoyos, me tuerzo una pata o me tropiezo con una piedra. También, me pasa que cuando explico algo uso muchos ademanes y sin querer golpeo gente a cada rato. Cuando digo que algo está grandotote abro mis brazos y le pico el ojo a alguien que viene atrás. Podría parecer a propósito pero no lo es. Soy torpe y no mido las dimensiones de mi cuerpo.

Cuando estoy en la mesa y estiro mi mano para tomar algo tiro un vaso o golpeo una jarra o un tenedor sale volando. O algo tiene que pasar.

Cuando estoy con mi novio y lo quiero abrazar, le pico un ojo o le doy un golpe en la cara. Y dice que me va a acusar de violencia doméstica. Pero no mes mi culpa -o sí-. Pero es más de mi torpeza.

Y ya, sin rodeos: pues soy una mamada.


¿La torpeza se cura?

jueves, 28 de octubre de 2010

Los gatos de octubre.

Siempre he relacionado el mes de octubre con los gatos. ¿Razones? No las tengo, tal vez por la canción ésa de cuando la luna se pone bien grandota como una pelotota y alumbra el callejón, se oye el maullido de un pobre gato viudo y bla bla bla bla. Y pues luego eso de que en Octubre las lunas son más bellas y grandes. Y pues luna, gato. ¿Captan?

En realidad, octubre es mi mes favorito del año, por muchas razones; por el clima, por ejemplo. Y fue, precisamente en octubre de 1997 y algo cuando "Rita" llegó a nuestras vidas. Una linda gatita tricolor que alegraba nuestros días. La consentida, la "reina" del hogar. La única a la que en la casa se le dejaba arañar los muebles, subir las patas al sofá y volver a la casa a altas horas de la noche.

Rita era muy cariñosa y hogareña. En varias ocasiones fue mi compañera de estudio, fui su almohada y fuimos cómplices.

Un año después, en octubre también, nacieron sus primeros gatitos, en el mueble de las toallas y las sábanas limpias (nunca la castigamos por eso): "Salem", un gatito completamente negro con ojos amarillos radiantes; y "Grisly", su contraparte por completo. Un gato completamente blanco con una mancha gris en la cola y ojos azules.

En la casa, el racismo se hizo presente. Grisly pasó a ser el consentido. Ése al que le dejábamos que nos ronroneara en las piernas y al que, para ése tiempo único porque mi mamá y hermano sufrían de asma, dejábamos entrara a la casa. Grisly se volvió un holgazán y consentido de primera que a las 7 de la mañana golpeaba la puerta para que le diéramos de comer mientras que Salem se salía por su cuenta a buscar su alimento. Y Rita, ella sólo esperaba. Siempre fue más prudente.

Amé a esos gatos como a ninguna mascota antes porque me querían mucho a pesar de que dicen que los gatos sólo nos utilizan, a pesar de que Salem era discriminado.

Pasó el tiempo y el asma de mi hermano empeoraba y, efectivamente, los gatos, su pelo, eran la causa.

Mi mamá tajantemente nos dijo que debían de irse. Buscamos las personas adecuadas y los regalamos, pero el primer intento falló, volviero los tres juntos.

Finalmente encontramos los dueños adecuados y que vivían lo suficientemente lejos.

En una caja de huevos con agujeros para que respiraran los metimos una tarde de octubre y nos despedimos de ellos. Lloré con ellos ese día. Salem con su mirada decía perdonarme por no quererlo tanto y verlo como el "gatito feo"; Grisly decía que me iba a extrañar mucho y que nunca me iba a olvidar y Rita, ella sólo me agradecía esos dos años que estuvo con nosotros.

Nunca los volví a ver. Y siempre me he negado a pensar lo que fue de ellos. Para mí, en este octubre, once años después ellos siguen jugando como siempre y durmiendo unos encima de otros como solían hacer.

viernes, 30 de julio de 2010

Una plana para ver si aprendo.

No abandonarás tu blog a causa de Tuíter.
No abandonarás tu blog a causa de Tuíter.
No abandonarás tu blog a causa de Tuíter.
No abandonarás tu blog a causa de Tuíter.
No abandonarás tu blog a causa de Tuíter.
No abandonarás tu blog a causa de Tuíter.
No abandonarás tu blog a causa de Tuíter.
No abandonarás tu blog a causa de Tuíter.
No abandonarás tu blog a causa de Tuíter.
No abandonarás tu blog a causa de Tuíter.
No abandonarás tu blog a causa de Tuíter.
No abandonarás tu blog a causa de Tuíter.
No abandonarás tu blog a causa de Tuíter.
No abandonarás tu blog a causa de Tuíter.
No abandonarás tu blog a causa de Tuíter.
No abandonarás tu blog a causa de Tuíter.
No abandonarás tu blog a causa de Tuíter.
No abandonarás tu blog a causa de Tuíter.
No abandonarás tu blog a causa de Tuíter.
No abandonarás tu blog a causa de Tuíter.
No abandonarás tu blog a causa de Tuíter.
No abandonarás tu blog a causa de Tuíter.


... Y pa' colmo de colmos: ya casi ni tuiteo.

miércoles, 9 de junio de 2010

Cosas del peso que pesan.

Desde que era niño fui muy gordito. Y digo gordito porque suena menos feo que decir gordo. Gordo es una palabra que resuena en todo tu interior cuando la escuchas dirigida a ti, la sangre se vuelve espesa como grasa y tus lonjas se mueven cadenciosamente al ritmo de esas dos sílabas tan tajantes: GOR - DO. En realidad sólo para los traumados, como yo.

Era, pues, uno de esos niños que sufría de obesidad. Y no es que lo fuera tanto, sólo que solía juntarme con gente más delgada. Entonces, indudablemente, en un grupo alguien será el gordo, y ése era yo. Me alegraba cuando al grupito llegaba alguien de más peso porque automáticamente el apelativo cambiaba de dueño y yo vivía feliz.

Cuando estuve en sexto de primaria fui elegido para ser el abanderado de la escolta escolar y todo era hermoso. Pero llegó la maestra de educación física y me dijo que estaba yo muy GORDO y que tenía que ponerme a dieta. Y así, a la tierna edad de 11 años empecé con mi primera dieta que consistía en desayunos a base de un pan tostado y un jugo, pechuga o pescado como comida y atún para la cena. ¡A los 11 años! Y nada de golosinas ni tentempiés ni nada.

Sí bajé mucho de peso y era yo el mejor abanderado de toda la comarca. Pero como la vida es tan cruel y yo soy de esos que respiran y engordan, engordé de nuevo cuando mi reinado como abanderado de la escolta terminó y por tanto, la dieta.

En la secundaria me mantuve delgado el primer año porque me operaron de apendicitis y tenía una dieta muy rigurosa de cuidados postoperatorios pero después, de nuevo era el gordo de los grupos, la burla de las masas, la oveja negra, el autosegregado, etc.

En la prepa, ni se diga. Hubo un momento en que sobrepasé los 100 kilos de peso y llegué a ser talla 36 en pantalones. Era yo una bola de grasa, literalmente. Veo fotos y me da asco de recordar los momentos en que la gente y mi propia familia me decía miles y miles de motes despectivos. Y como buen gordo, sufría de lo que me decian, pero me refugiaba por las tardes -y a escondidas- en la comida.

En la universidad decidí por cuenta propia, por primera vez en mi vida, bajar de peso. E hice lo que nunca en mi vida he hecho porque me da flojera: ejercicio. Sí funciona, y mucho pero requiere de demasiada disciplina. Más cuando se tiene un metabolismo tan culero. Todo esto porque quería gustarle a alguien. ¡Qué estúpido era! Lo logré pero la relación fue tan tormentosa que incluso él, de vez en cuando me decía GORDO y lo mucho-muy delgados que eran sus ex'es.

Esto me creó un trauma tan grande que a veces me sentía culpable de lo que comía y lo vomitaba. Si yo hubiera sido un poco más masoquista seguro hubiera llegado a la bulimia pero eso de vomitar es muy difícil y mejor se lo dejé a los profesionales. Me empastillé, dejé de comer como desesperado y hacía todas las dietas que me recomendaran.

Llegó un momento en que dije que el peso dejaría de importarme, que lo que importa es lo que uno tiene en el interior, goeeee. Y todas esas mamadas y que cuando tienes un buen corazón lo demás es lo de menos y todas esas cosas que dicen los que se creen bien zen. O que decimos los resignados.

Subí de peso, pero la diferencia es que dejó de importarme. Lo malo es que solamente fue por un tiempecillo; después otra vez el trauma y el gusanito de bajar de peso seguían ahí. Y sin esperarlo, cuando me salí de casa para vivir solo empecé a adelgazar sin yo así quererlo, por el cambio de los hábitos alimenticios. Entonces el NO ENGORDAR, de nuevo, se volvió a apoderar de mi mente y aquí sigue.

Ahora, estoy en el mínimo histórico de peso y talla de pantalón (31-32) pero aún así me sigo sintiendo un manatí. Estoy, incluso más delgado que en la prepa y la mayor parte de la universidad. Los cumplidos me funcionan a veces pero soy muy duro conmigo mismo y no me dejo seducir.

En mi cabeza la imagen nunca cambió y a pesar de que muchos me dicen que me ven más delgado, yo sigo viendo a ese preparatoriano de 100kilos en el espejo. Esto es, supongo, un desorden muy grave. Un trauma muy severo de autoestima y esas mamadas, pero mientras la palabra gordo siga existiendo, mientras a mí me la sigan anunciando de vez en cuando, o el eufemismo -más que diminutivo-: gordito, todo seguirá igual.

El día en que el peso deje de importarme de verdad, más que si estoy delgado o no, ese día seré feliz.

viernes, 4 de junio de 2010

Pinche narcolepsia, pinche gente, pinche ciudad y anexos.

El sábado pasado, mientras viajaba en metro, alguien decidió que mi bolsimochila le iba mejor a él que a mí y me la arrebató mientras yo dormía. Podría parecer muy cómico pero no lo es. O sí, pero no para mí, pues nunca antes me había pasado que mi sueño fuera tan pesado que no me di cuenta ni supe cómo fue el momento en que este finísimo tipo -o tipa- me despojó de la bolsa.

Desperté exactamente en la estación a la que iba. Sólo que en dirección contraria cuando el tren ya había dado la vuelta y recorrido cerca de 30 estaciones en total, mientras dormía.

Lloré como magdalena en los andenes de una de las estaciones más concurridas de la líneazul del metro del puritito coraje, tristeza, infelicidad y por puto, claramente. Me enojé, como quien se enoja con la muerte, de algo inanimado y estúpido: mi enfermedad. Aparte, que por quedarme dormido, no sé si por narcolpesia o por flojera -de verdad no sé qué fue esta vez. Y no es pretexto-, no llegué al lugar donde me vería con Fáyer y Jordy para ir con Lilián a emborracharnos de queso y empacharnos de vino, o al revés a la provincia queretana. Supongo -no he leído sus blogs- la pasaron bien chido.

Me robaron, evidentemente, la bolsa que me acababan de regalar hacía menos de una hora. Unas llaves que no eran mías y que tuve que reponer, sin contar el llavero cuyo valor sentimental es cuantioso -eso dicen todos, pero sí-y que no hubo ni cómo hacerle, sólo pedir perdón. Un cargador de celular, el segundo que pierdo en menos de dos meses. Dinero y cigarros. Dos cajas NUEVECITAS de modiodal, que fue lo que más me dolió.

Dinero va y viene y las cosas materiales también y blablablá pero pinche gente. No pinchesmamen, qué coraje. Todos los que me vieron ese día pueden hacer constancia de mi estado de ánimo tan cambiante -más que de costumbre-, mis enojos, mis achaques y todo eso. Mi antojo de helado y mis quejas por aquel espantoso de coco que me compré en Coyoacán.

Pasaron los días y pasaron los días y pasaron los días. Y que aunque no fueron tantos se me hicieron eternos porque dormí como nunca y como siempre. Hacía nada y volvía a dormir. Todo esto porque aparte soy bien codo y para no tomar el modiodal que me quedaba, pos dejaba que la enfermedad siguiera su curso y dormía cuando fuera necesario. Y nunca era suficiente.

El miércoles decidí dejar atrás todo eso y salir de la hibernación y comprar modiodal.

Y que me asaltan.

Un güey, cerca del centro en la tardinoche, cuando iba de regreso, salió de repente y me amenazó con un cuchillo. Me dijo que le diera todo el dinero, pero pa' como están los tiempos supongo que él traía más varo que yo. Le dije que no tenía nada y saqué mi cartera, se la enseñé y efectivamente: nada. Apenas me quedaban como veinte pesos en monedas, de cambio. Pero de tonto le decía. Si no, cómo regresaba.

Me pidió mi celular y se lo di. Cuando el tipo vio que era uno de esos chafitas que cuestan como 300 dineros se rió de mí. Me dijo que era yo un jodido. Cuánta razón tenía. Y cuánto cólera me dio que me lo dijera. ¡Cómo alguien que asalta a la gente le dice jodido a otro! No'más porque mi celular es uno de los baratos me dice jodido y ahora pues no lo tengo. Él me lo quitó. Y... y... y... sí, estoy jodido.

Mueran todos.

Si me buscan, estoy incomunicado así que no me encontrarán. Dejen prendo el Biper.

miércoles, 12 de mayo de 2010

Otra de las 13,490 cosas que odio. Aparte de la exageración.

Odio que me hagan preguntas del tipo: "¿Qué se siente...[bla bla bla] ?" todas absurdas.

Entendería: "¿Qué se siente que te caiga una piedra en el pie?" o "¿qué se siente que te muerda un perro?", digo, suponiendo que ya me ha mordido uno, pero cosas como "¿Qué se siente ser narcoléptico?" No mamar... O sea, ¡¿Qué putas debo sentir o qué?! Me duermo y ya. ¿Qué se siente? Pues sueño, ¿no?

Digo, se puede responder, pero es absurdo preguntarla sabiendo la respuesta con antelación.

Otra que me han hecho: "¿Qué se siente ser gay?", o con otras palabras: "¿Qué se siente que te gusten los hombres?" ¡Carajo! Como si el hecho de que a uno le guste una cosa u otra le haga sentir algo de una manera, no sé, física y pueda describirse tan fácilmente.

Ni modos que: ¡Oh, me gustan los hombres; siento cosquilleo en la mano izquierda, porque a los que les gustan las mujeres les cosquillea la derecha (la mano pues, cerdos)! Pfff

Dan ganas de responderle de la misma manera con: ¿qué se siente ser tan estúpido? ¿qué se siente tener el cerebro tan pequeño? ¿qué se siente hacer preguntas tan absurdas? ¿qué se siente que tu madre sea una puta?

Otra: "¿Qué se siente haber ganado el premio al mejor disfraz de reina de la primavera?" O cualquier otro premio. Lo digo porque pues es el que yo gané... digo, mi hermana. Sí, mi hermana lo ganó.

No pinchechinguenputasmamen ¿Qué carajos de debe de sentir o qué? Pues nada, porque, creo, que la única respuesta, igual de prefabricada que la pregunta, sería: "Pos' bien".

----

¿Cuál es la pregunta de este tipo más pendeja que les han hecho? ¿qué se siente que les hayan hecho tal pregunta?

jueves, 22 de abril de 2010

Como perder un teléfono en unos sencillos pasos.

  1. Sea muy pendejo.

Fin.


--------------------------------

No, ya en serio:

  1. Vaya a desayunar a un café al cuál nunca ha ido.
  2. Aproveche el servicio y conecte su teléfono celular a la corriente eléctrica de tal lugar.
  3. Distráigase.
  4. Desayune.
  5. Haga sobremesa usted solo, haciendo la tarea que no hizo el día anterior.
  6. Pida más cafe.
  7. Pida la cuenta.
  8. Sea pendejo y olvide el paso 2 (ojo, este paso es importante).
  9. Pague y retírese.
  10. Acuérdese del paso 2 cuando hayan pasado dos horas.

Fin.

miércoles, 14 de abril de 2010

Del grinchismo

"Es que, Paul McCartney está muy sobre valorado, we."



"Yo odio San Valentín porque, nopinchesmames, cuánto dinero hay que gastar; es una fecha totalmete comercial, we."



"Yo no escucho Radiohead porque todos lo escuchan. Yo oigo a una banda finlandesa que se formó a principio del año, casi nadie sabe de ella, pero es muy buena, we."

"¿Harry Potter? Suputamadre. ¡No! yo puro cine de arte, we."



"¿Dostoievsky? O sea, no. Yo leo a uno que escribe mejor aunque casi nadie lo conoce. ¿Saramago? Pfff. Qué poco criterio, we."


Si usted es uno de esos, o conoce a alguno así, seguramente es un "grinch de algo". Término totalmente absurdo porque el grinch es sólo aquél personaje del Dr. Seuss (lo busqué en Wikipedia); un personaje navideño que odia la época por equis o ye razón. De pronto brincó, se volvió epidemia y ser grinch ya es "la onda".

Pero bueno, sigamos ocupando la palabra para referirnos a personas que piensan y tienen un sentir de manera similar a la descripción original pero con el día del amor y la amistad, el día de la madre, el día del niño. Y no sólo fechas sino también bandas, cantantes, películas, libros y un etcétera muy largo.


Como que de un tiempo para acá, alguien les dijo que ser Grinch de todo estaba muy cool. Como que su nivel de inteligencia era directamente proporcional a cuán grinches sean. ¡No mamen! Creí que ya habíamos superado eso y habíamos aceptado los placeres culposos. No sé de dónde surgió la modita de no estar a la modita. ¿Pues qué creen? Esa es una moda. La moda de ser "alternativos", escuchando lo menos comercial, odiando a aquellos que han caído en las garras del mundo material. Y claro, dejando de escuchar a aquella banda que "pues es que se volvieron bien comerciales y ahora a todo el mundo le gusta, we".

Paréntesis (

¿Se dan cuenta que ponerle "we" a todo, incrementa el énfasis con que se dice y le da un sentido de decir lo que se pretende, pero no tan culero?

No es lo mismo decirle a alguien: "eres un pendejo" que decirle: "es que eres un pendejo, we". ¿Lo ven?

) Fin del paréntesis.

No le veo nada de malo a tener gusto porque lo que se nos antoje, no le veo nada de malo tener gustos "alternativos". Lo que no me gusta es el autoengaño que tienen que pasar muchos para sentirse "en onda". Como ése de escuchar a la banda tahitiana (que no Tatiana) que hemos recién descubierto porque nadie más la oye y eso nos hace chingones. Y que no nos guste, por ejemplo; o dejar de escuchar Radiohead y corear sus canciones porque se volvieron bien conocidos y la gente no'más le conoce Creep y no vayan a creer que Creep nos gusta.

Me caga la gente que no es grinch de verdad y lo hace por moda. En un mundo ideal seguro matarían a todos los que tuvieran gustos similares a ustedes para que a nadie más le gustara la música que escuchan ni leyera los libros que les gustan y ser los más alternativos del mundo, we.
Nopinchechinguenmamen, bola de putos, WE.


Soy grinch de los grinchs, we.

¿Y qué?

miércoles, 24 de marzo de 2010

Sueño y paranoia Vol 3: "Es complicado"

La anemia era, de los males, el menor.

El doctor se puso sus anteojos, tomó los estudios y después me saludó. Se sentó en su silla y me hizo tomar asiento frente a él. Yo lo veía, veía al librero y veía al techo. Su silencio me era muy incómodo y buscaba en qué distraerme para no sentirme dentro de un consultorio médico; varios minutos pasaron para que él, de nuevo, volviera a articular palabra(s).

No tienes anemia -me dijo. Tus análisis de sangre están muy bien. Suspiré, pero no de alivio, ni de pena, ni de nada. sólo suspiré.

Tomó lo demás estudios, tomó las encefalografías y analizó. Miro de un lado a otra esas grafiquitas como de sismógrafo con mucha atención. Ponía especial atención en pequeños puntos que a mí me parecían igual a otro anterior; como cuando ves una radiografía y nada te parece fuera de lugar. Repetí mi proceso de perderme dentro de mi mente, hasta que el doctor me sacó de mi sueño en sueños.

"Es complicado". Dijo.

¿Cómo complicado? pregunté.

Bien podría ser narcolepsia, pero bien podría ser otra cosa. Lo que requiere más y más y más y más y más y más y más y más y más y más y más y más y más y más y más y más y más y más y más y más y más [No estoy seguro de cuántas veces repitió más, pero puedo aseverar que fueron muchas] para descartar que no tengas "algo" en el cerebro. Porque como te dije la narcolepsia es difícil de diagnosticar y no queremos confundir con otra cosa, que esperemos y no, pero podría ser más grave.

Palabras más, palabras menos. Lo que quiso darme a entender lo hizo. Habló más y habló más y más y más. Tanto como las veces que repitió "más". Me dio más indicaciones y cosas que hay que hacer y me dio otra cita.

Me pregunto cómo puede haber algo más grave que dormirte donde sea. Caer. Confundir de pronto sueños con la realidad. No poder dormir durante la noche. Y todo lo que esto -fuera del contexto gracioso- implica. Hasta ahora me ha parecido chistoso y hasta cierto punto, como me dijo Madreselvas: "Chic", pero ya estando ahí (si es que es eso), cómo acostumbrarte a vivir de esta manera. Y si no es eso ¿qué otra cosa más grave podría ser? Y pienso, y sé qué más podría ser pero vale más no, como aquella vez, paranoiquearse y friquearse y es mejor esperar. Sólo esperar.

Ahora -creo- la narcolepsia es, de los males, el menor.

jueves, 18 de marzo de 2010

Sueño y paranoia Vol. 2

Dormir en el transporte público nunca me ha preocupado pues lo hago desde toda la vida. El problema es cuando, como ahora, mi reloj biológico falla y al viajar una distancia muy corta me quedo dormido. Y luego me paso. Eso me sucedió ayer. Y antier.

El neurólogo, en resumidas cuentas: me regañó. Me regañó de que por qué no me había tratado por mi insomnio, pues éste siempre es un síntoma de algo más y no una sola enfermedad ni un hobbie ni una moda, como los emos.

Desde los trece años he tenido problemas para dormir. Yo me sabía toda la programación nocturna y todos los infomerciales de CVC -en esa época- de la televisión abierta. Cuando descubrí el internet cambié la televisión por la computadora; no es que yo quisiera desvelarme y pasar las veinte mil horas frente al monitor, era simplemente que no me daba sueño; Me regañó porque mis hábitos para dormir son paupérrimos; no tengo una hora específica para dormir aunque sí tenga una para despertar; Me regañó por tomar tanto café; comer mucho y muy tarde. Fumar y beber, como en comercial de Clorets.

Me regañó por respirar y no pedir permiso.

Me hizo unos exámenes físicos de rutina como reflejos, temperatura y demás. Cuando soné mi nariz me dijo de manera muy suspicaz: ¡Ajajá! ¿Cuánto tiempo tienes con la gripa?. Le dije que no era gripa que sólo era escurrimiento y que empecé ese mismo día y que por alergia. Como cliché de televisión él acariciaba su barbilla con la comisura del dedo índice y el pulgar y frunció el entrecejo. -A veces la fatiga crónica empieza como síntomas de gripa y blablablá, dijo. Tal vez es eso y murmuró cosas para sí mismo como si ya hubiera resuelto mi problema. Dio unas tres vueltas por el consultorio y... nada. ¡Por favor que los médicos de verdad dejen de ver House!

Le platiqué mi paranoia y toooodo lo que había leído acerca de la narcolepsia y me dijo que sí, que era una opción, que es un transtorno (¿o enfermedad?) difícil de diagnosticar y que tenía que hacerme algunas pruebas de laboratorio porque podría sólo tener anemia o algo así y había que descartar. Escribió con su típica letra de doctor, aprendida en las clases de: Tipografía médica I, II, III, IV, y Jeroglíficos de la salud VII una receta donde anotó mi nombre, edad, sexo, peso, altura y todas esas cosas que sólo los médicos entienden; así como el nombre de 126,765 pruebas de laboratorio que me tenía que hacer. Que en realidad eran como 4.


****

Hoy por la mañana fui a hacerme los electros. Uno tenía que ser despierto y el otro dormido. No hubo que esperar tanto para dormir. Mientras la "señorita" decía que debía de dormir yo ya estaba bien empiernado con Morfeo.

Alguien me dijo que me tendrían que rapar y me asusté mucho, pero no es cierto, y eso lo hemos aprendido en la televisión en muchas películas donde les hacen electroencefalogramas como si nada a la gente. Como si fueran tan baratos. Mjmjmjmj.

Yo esperaba una habitación rara y una computadora tosquísima de monitor monocromático con numeritos verdes cayendo, como en Matrix y soniditos de hospital y que me metieran en una maquinota como horno de pan, pero no. Todo es más moderno y más sencillo que no vale la pena contarlo. Los electrodos vienen en una diadema y no se toman la delicadeza, las señoritas, de colocarlos uno a uno como, insisto, hemos visto en mucha televisión.

****

Los resultados los sabré en una semana. Lo menos peor que podría tener es anemia y lo más feo, pues creo que la narcolepsia. Espero que sólo sea lo primero y no lo segundo porque si no, no podré realizar nunca mis sueños de ser piloto aviador ni microbusero ni conductor de metrobús ni trailero ni bombero ni taxista.

martes, 16 de marzo de 2010

Sueño y paranoia.

Hace un par de semanas, en el DF, tenía que tomar el metro. Sólo un par de estaciones, transbordar y avanzar otro par de estaciones. Yo me dormí al subir al tren y me perdí en un sueño muy profundo que concluyó cuando mi reloj biológico sabía que había llegado a mi destino... equivocado; desperté al final de la línea, justo cuando el vagón anunciaba con ese clásico sonido que iba a cerrar las puertas. Como pude, salí y poco a poco a mí cabeza venían autorreclamos del tipo: "eres un idiota, cómo pudiste NO haberte dado cuenta. Sólo ibas a recorrer dos estaciones y recorriste toda la línea (como 10 estaciones más)". Afortunadamente tenía tiempo de sobra para llegar a donde iba. El punto es lo del sueño, no la impuntualidad.

Hoy desperté con demasiado sueño. Lo cual es raro porque me he desvelado, como siempre; no duermo antes de las 10, como siempre. Pero antes me dormía después de las 3 todos los días. Ahora no. Además he dormido todo lo que he podido cuando ha habido chance.

Hace rato caminaba tranquilo por la calle ¡Caminaba! y de repente, como si me hubiera desmayado. Caí de sueño. Sí, de sueño. No fue un desmayo porque sentí ese estado como de sopor momentos antes. Como cuando vas en el camión y cabeceas y dices: "no me voy a dormir, no me voy a dormir, no me voy a dormir..." Y cuando te das cuenta, te has despertado. Exactamente así me pasó, pero es muy raro porque siempre que me pasa es en situaciones donde estoy cansado y quieto. Como viendo una película, sentado sin hacer nada. Leyendo en la cama o "atento" en clase.

No me quedé dormido en el suelo como han de pensar. Como -creo- le sucedería a un narcoléptico, me desperté del putazo. Ni siquiera antes de caer, como cuando duermes y tienes la sensación de que caes y despiertas. Fue hasta el golpe que desperté. La gente seguramente pensó que me había desmayado. Yo, estaba asustado; esta vez no fue como ésta, cuando uno se ríe de sus desgracias, esta vez sí estaba de verdad asustado.

Ahora sigo asustado. Guguleando sobre la narcolepsia. Preocupado porque hace unos días, también, alguien me dijo que yo brincaba mucho en la cama -sin albur-; espasmos involuntarios que dan a veces cuando ya te vas a dormir. Pero en repetidas ocasiones y durante toda la noche. Esa misma persona me dijo que según eso pasa cuando estás bajo mucha presión, estrés o la mamada -sin albur-, pero últimamente he estado de todas formas menos de esa. Oficialmente estoy asustado, paranoico, friqueado e histérico.

Como en película de Freddy Krugger de que no quieres dormir porque te va a matar. Tal vez sólo estoy exagerando y fue pura casualidad -pero creo que no es normal- y ya se me trepó la hipocondria y si me pasa algo similar pronto, será seguramente porque me he sugestionado. O no. Pero uno nunca sabe y que tal que me caigo cruzando la calle, bajando unas escaleras. O cocinando.

lunes, 8 de marzo de 2010

Cosas que me cagan. Volumen ocho millones.

La semana pasada me encontré en el messenger a un amigo que no he visto desde hace milenios. Muy emocionados -él más que yo- de que nos reuniéramos, quedamos de vernos al otro día. Él tenía muchas cosas que hacer y me dijo que temprano le mandara un mensaje, que él me iba a responder a qué hora y en dónde nos veríamos.

Al otro día hice eso. Yo supuse que iríamos a comer, pero como dieron las 3pm y nunca recibí su mensaje pues creí que iríamos por un café, pero como dieron las 7pm y nunca recibí su mensaje creí que iríamos por una chela, pero como dieron las 10pm y nunca me contestó creí que tal vez estuvo muy ocupado todo el día y no pudo. Así fue. Le llamé y me pidió disculpas diciendo que había tenido un 'día de locos' y que al otro día segurito segurito sí nos veríamos.

Al otro día le mandé el mensaje como habíamos acordado y nunca me respondió. Todo el día estuve esperando su pinche mensaje. Ya no le llamé. Han pasado varios días y no recibí su respuesta. El viernes me lo encontré en el messenger y no me dijo nada. Yo andaba bien emputado que tampoco le dije nada.

De verdad ODIO cuando la gente no tiene la amabilidad de responder a un pinche sms. Digo a veces no se puede lo sé. Que la batería, que la señal, que falla el sistema, que la verga. Pero ¡caray, qué feo cuando te hacen eso siempre! Me molesta porque yo siempre respondo. Claro, si el sms amerita respuesta. Si no tengo crédito siempre pido que me regalen un mensaje. Siempre aplica, ¡cuestan un peso! De verdad me desespero cuando no tengo forma de contestar. Pero los que me conocen saben que si me mandan un sms lo respondo.

Viene a colación, también, que la semana antepasada mandé como mil sms y sólo como dos me contestaron. Es frustrante que la gente haga eso. O sea, cuando los sms costaban millones de dólares y lo mínimo de saldo que se le podía poner a un teléfono era una ficha amarilla de 100 pesos que vendían en escasos lugares, lo creía. Pero ahora que sólo puedes ir al Oxxo y recargar 20 o 30 pesos es una mamada.

martes, 2 de marzo de 2010

Post politicoso.

Porque a pesar de ser yo uno de esos que dicen que: "hueva la política", "hueva ésos temas", "la política es un circo" y todo eso que muchos dicen, también me pongo serio a veces y opino.

Escribí un pequeño post sobre política en el blog del buen Jordy.


Porque mi vida no es de puros LOLs.

La parte introductoria es genial. Comenten allá.

lunes, 1 de marzo de 2010

El metro, el chicano y los prejuicios.

De camino a la terminal me encontré a un un chicano que andaba perdido en el DF. Cuando se acercó a mí pensé que era un vendedor del disco en formato mp3 que le contiene todas las canciones de moda para la fiesta a sólo diez pesito, pero no. Me dijo que quería llegar a la Central del norte y que estaba "un poco" perdido. Lo noté desde que dijo que quería la central del norte y viajaba de poniente a oriente. O al revés. No sé; le expliqué cómo llegar, saqué mi mapa del metro y le mostré dónde estábamos, adónde iba y dónde NO era el norte. No entendió.

Como buen samaritano que soy le ofrecí llevarlo. Pues aparte yo podría tomar mi autobús en esa central aunque tardara más tiempo. Todo con tal de ayudar. Aunque la mera verdad, él estaba guapo y fue más por eso, jijiji.

De donde estábamos hasta Pantitlán no hablamos mucho. Cada quien veía hacia un lado de la puerta y eventualmente comentábamos cosas triviales y aleatorias como el clima, los vendedores, las estaciones, el DF y la hora.

En Pantitlán, como es un largo trayecto para transbordar, comenzamos a intimar. Erick se llama, nacido en Estados Unidos, de papás mexicanos, que vivió dos años en el DF y cosas varias que no recuerdo porque me concentraba en sus ojos los letreros para no perdernos. Cuando fue mi turno de decirle mi nombre, origen y todo eso, me tomé mucho tiempo, pues explicar esto es difícil. Ya sentados en el vagón rumbo a la Central del norte él dijo: "¡Oh! ¡Oaxaca! Dicen que es muy bonito, que hay mucha vegetación, que su gente es muy amable, la comida muy rica" Y remató diciendo "Son bonitos los pueblitos, quisiera conocer Oaxaca".

En ese momento me puse verde y le dije: "eres un pinche chicano pendejo y prejuicioso, ¡Ya regrésate a gringolandia! ¡Oaxaca es más que un simple pueblito!". Lo empujé y le grité en su cara, haciendo ademanes de afroamericano de Brooklyn: "what's wrong with you? dude" y lo aventé a las vías cuando el tren estaba en movimiento. Murió.

En realidad toda esa escena fue imaginada. Lo único que hice fue reir de manera falsa y asentir con la cabeza mientras seguía viendo sus ojos. La plática continuó normalmente, o casi, porque sentí mucha pena de su forma de pensar y lo seguí comprobando mientras hablaba de Tijuana, del DF y varias ciudades más que en su corta estancia conoció.

Cuando un vendedor de tortas, sandwiches, hamburguesas y marinas pasó, él compró una hamburguesa. Y le dije: "no te cansas de comer siempre lo mismo" a lo que él dijo: "casi nunca como hamburguesas, tal vez sea ese cliché de los gringos y que creen que todos los chicanos queremos imitar". Y de broma le dije: "¿entonces tú no eres hip-hopero y todo eso?". Lo sentí más serio y me dijo: "sólo son prejuicios".

No pude evitar soltar la carcajada y sentirme mal al mismo tiempo. Juro que se puede eso. Una por escuchar la palabra prejuicio de boca de un prejuicioso y dos por que en ese momento estaba siendo yo igual o peor que él. Y no sólo desde ese instante sino desde que se situó junto a mí y supuse que era un vendedor solamente por su aspecto de reggaetonero (¡ven!).

Erick y yo no somos tan distintos después de todo. Si prejuzgamos es por ignorancia como todos los que lo hacen. Los prejuicios dicen mucho de uno. Demuestran lo ignorante que eres con respecto a algo.

Aunque es cierto lo que una vez nos dijo Tumeromole a Fayer, Ciervo y a mí: "Si a las mujeres les dicen pendejas, es por algo. Si a algunos homosexuales les dicen putos o jotos, también es por algo." Y sí, es totalmente cierto y no se pongan espesos porque yo apoyo eso. Los prejuicios existen por algo. Pero de ahí a seguirlos usando como única fuente de información sobre tal o cual cosa es muy diferente.

Le pedí disculpas y él a mí. Llegamos a la terminal. Compró su boleto a Tijuana y cuando yo fui a comprar el mío él se fue a la cafetería y regresó con dos frappés y dos brownies. Me dio uno y uno y me dijo: "ten, para el viaje, dude, por lo menos el tuyo no es de dos días como el mío" y nos despedimos con un efusivo abrazo.



---------
Historias como ésta pero no tan aburridas, no como ésta, fotografías y más, próximamente en Gente del Metro.

viernes, 26 de febrero de 2010

Paciencia, condescendencia y pendejez.

Muchas veces he mencionado que odio la impuntualidad, a pesar de que a últimas fechas me he vuelto -casi- uno de esos seres mutantes. Siempre trato de llegar a la hora acordada, si voy a llegar tarde me tomo la molestia de avisar de preferencia antes -y no ya que es el momento- para evitar que con quien me cito tenga que esperar de más y pueda hacer otra cosa mientras tanto. Antes de salir de su casa, por ejemplo.

Deben de saber que los puntuales saben administrar cada minuto; son seres mitológicos capaces de calcular el tiempo perfecto para salir de su casa o de donde estén y llegar al destino con tiempo de sobra, o exacto. Nada que ver con los frikis de la puntualidá, ésos que llegan 4 horas antes y/o ésos que te regañan por llegar 2 minutos y 17 segundos tarde y que hasta te dicen que por gente como tú el país está como está.

Para los puntuales hay reglas no escritas, como la que dice que el tiempo de tolerancia es de 10 o 15 minutos. Algunos son más generosos y otorgan 20. Hay quienes más, pero es seguro que ya no esperan con la misma paciencia que la de los primeros minutos. Con respecto a este punto quiero abundar:


Cuando tengo que esperar a alguien, no me impaciento si tengo que esperar 20, 30 o 40 minutos. A veces sí, pero finjo que no; siento que si alguien llega tarde tal vez es mi culpa por no avisarle con 3 días de antelación, que tal vez fue abducido y que hay que esperar. Digo, una abdudción no es cosa de unos minutos ¡que alguien piense en los aliens! Que tal vez no tengo porque desesperarme aunque me lo haya hecho anteriormente y aunque me lo haga después porque tal vez en alguna ocasión yo esté en el caso contrario y necesite esa tolerancia. Aunque todos sepamos que no.

Tengo una amiga que siempre llegaba una hora tarde y comencé a citarla una hora antes para que llegara a tiempo en lugar de hablar con ella y decirle cosas como: ¡Tienes un problema, imbécil. Eres impuntual! Después cuando descubrió que la citaba antes, a propósito, volvió a hacerme lo mismo: llegaba una hora tarde. Creí que lo tenía merecido por alterar sus costumbres natas de impuntualidad. Alguna vez la esperé dos horas para ir al cine ¡dos! ¡¡DOS!! Ella juró durante la última hora que sólo le faltaban "5 minutos". Fingí que no pasaba nada aunque hervía de rabia por dentro y al salir de la función se la dejé caer (sin albur, cerdos).

La próxima vez que nos íbamos a ver no llegó. Cuando le marqué me enteré que estaba en un hospital con la pata enyesada porque la habían atropellado por tratar de llegar puntual. No fue mi culpa, lo sé. Y ni fue tan grave ¡Tan pendeja ella! (hola) Pero en ese momento pensé que sí. A partir de ahí decidí soportar a los impuntuales aunque me dejaran plantado o esperando otras dos horas ¡dos! ¡¡DOS!! Porque que tal que les pasaba otro accidente.

El miércoles que Fayer nos citó para ir a cenar sushi a las 7pm., llegó casi a las 9pm (sí, él citó y él fue el que llegó tarde). Cuando me desesperé de que, aparte de él, los demás no llegarán, le iba a mandar un mensaje. Y escribí un mensaje muy molesto. Mucho. Cuando iba a enviarlo mi celular murió. Entendí éso como un mensaje divino, proveniente desde el cielo de los impuntuales. Acto seguido fayer apareció entre luces de colores, humo negro y su banda gay. Se hizo el sushi y todos vivimos felices por siempre. De haberle mandado el mensaje tal vez me hubiera arrepentido. O tal vez el metro en el que venía se hubiera descarrilado y hubiera causado la catástrosfe más grande después del terremoto del 85. Y no cabrían tantas patas enyesadas en mi conciencia.

Siempre he dicho que soy una persona muy paciente -tal vez ése es el error, decirlo- o tal vez soy muy condescendiente o tal vez muy pendejo. ¿Se dan cuenta cómo a pesar de todo sigo defendiento a tanto pinchi impuntual?

Así que para finalizar, diré un mensaje muy molesto y tal vez ofensivo y grosero a los ojos del lector para todos aquellos que no saben que puntualidad es respetar el tiempo de los demás:

.

.

.



Ya, chavos. Bájenle a su impuntualidad. Gracias.

martes, 23 de febrero de 2010

-------------
"Ante la provocación, la mejor contestación es el silencio y la
indiferencia."

-------------

jueves, 18 de febrero de 2010

Pena ajena.

Pasó en un ciber.

Estoy en un ciber porque sigo sin compu, snif. No es lo que importa, sino lo que a continuación voy a contar:

Llegan dos chavitas al ciber. Una de ella le dice a la dependienta que quiere imprimir algo, pero que lo tiene en su correo. La dependienta le dice: está bien, abrimos tu correo acá en mi compu pa' que no te cobre tiempo aparte. La chavita le dice que está bien.

La dependienta le dice: ten, abre tu correo, mientras le cobro al joven (o sea a mí). La otra chava (la que no habìa hablado hasta el momento) se sienta y le dice: ¿de dónde es tu correo?. De jotmeil, le dice la otra.

Teclea la dirección. Le hablan en el messenger a la dependienta como 5 personas a la vez, y otras 3 se conectan. Y la compu se traba, aparte de que había "bien poquito interner"; la pantalla se puso en blanco.

Las chavas se asustan y le hablan a la dependienta y ésta dice que se esperen que luego así le pasa a la compu.

Después de un rato la compu vuelve a la normalidad. Y todos con cara de asombro ven la pantalla.

La chavita tecleó HOTMALE.COM en vez de HOTMAIL.COM.

Total los dos se pronuncian igual.


Si quieren saber qué vieron, tecleen en su navegador. Sólo asegúrense que no haya gente alrededor.

---------
Obvio regresé a postearlo.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Hoy no escribí acá.

Como en los viejos tiempos, escribí en Gaycolectivo, pero ahora como invitado.

A ver si mis lectores sabían de esto del último vagón del metro del DF.

¡Corran!

jueves, 11 de febrero de 2010

De buenosviajes, malviajes y retroviajes.

O factorice, si gusta.

El fin de semana pasado en una aventura titánica que incluye a Superman, a Aquaman, a un submarino nuclear y pláticas aburridas de una amiga que sólo habla de hombres, películas románticas y perros, llegué al DF después de 6 horas. ¡Seis horas!

Planeé un desayuno tuitero que terminó en comida. Descubrí que eso de la organización no es lo mío. Y que eso de la puntualidad no es lo de la gente. Hubo mucho café, mucha plática y mucho tour con Madreselvas, Fire_tony, imkatatonic, arqaissa y cool_acid que sólo fue a saludarnos como 3 segundos y desapareció ipso facto en una nube negra con efectos chafas.

Los recorridos ñoños por varios cafés y por las calles del centro son bien bonitos. Los helados de esos que cuestan 5 pesos son la neta. Me gustó mucho conocer a "kata" y ver de nuevo a los demás.

Por la noche se improrganizó una fiestecita en casa del fayer, con él, amigos, su hermano, Jordy y amigos de él; platicamos como siempre e intenseamos como nunca. Hablamos de locos, de la mente, de películas, de realidades alternas, de matemáticas, de universos paralelos, de Lost, de ciegos, de sinestesia y muchas cosas dignas de alguien en drogas. Aunque no lo estábamos. Todo empezó por andar viendo el Box y escuchar la triste historia de Pacquiao y su perro al cual parece que se comió su papá. O tal vez me engañaron. O tal vez no escuché bien. O tal vez ya estaba ebrio.

Las pláticas filosóficas -de borrachos- fueron interrumpidas por una foto que llegó al celular de uno de los fiesteros, de un -dice- remitente sin número y que nos malviajó a todos por no saber qué pasaba y porque nos sugestionamos unos a otros y otros a unos y así. En la imagen estaba una vieja como amenzando a otra vieja, con algo en la mano. La escena sería muy normal de no ser porque de plus había un crucifijo en la pared. Horripilante. No tanto. Pero imaginen la histeria.
Para no perder la intensidad hablamos de cosas sobrenaturales como ouijas, biblias, fantasmas, escaleras y cosas así. Estuvimos al borde del suicidio colectivo. Bueno, en realidad no, pero me gusta decirlo para que la historia tenga más drama e interés para los lectores porque creí que la descripción sería tan rara como fue ese momento, pero no. Sólo estñabamos nonsobrios. Y se nos bajó (la ebriez, claro). Se acabó la fiesta, nos comimos una maruchan de los padrinos mágicos y acabó el día.
Tal vez Jordy o Fire_Tony (cuyo verdadero nombre y no me canso de escribirlo, después de que vi su IFE, es Firencio Antonio. Todos los que creyeron que Fire era por fuego están equivocados) tengan una mejor crónica.
Al otro día, el fayer y su hermano fuimos al mercado de la Lagunilla. Fue mágico pues recorrimos un lugar donde vimos muchas antigüedades. Ver esos puestecitos donde vendían latas de Chocomilk de hace decadas, lentes de pasta, teléfonos de disco, ViewMasters, Timbres postales (carísimos), cosas de México 68, lámparas, LP's, botellas, y más cosas antiguas, fue muy bonito. No viví todas las épocas de esas cosas pero me hacen creer que sí.
Recorrimos más y más y llegamos a Tepito y luego al centro en búsqueda de unos aretes para el Toño. Fuimos a dar a un edificio tétrico del centro en donde creí que nos iban a secuestrar, pero no. Sólo nos llevaron a un local todo frío y chueco. Muy chueco; Al final del día me di cuenta que no compré nada. Y me di cuenta hasta que me di cuenta que no compré nada.
Por la noche vimos Los 3 caballeros de Disney (esa película debería ser de culto) y recordé más mi infancia. Si no la han visto son unos perdedores. Es esa donde sale Donald, José Carioca y Pancho Pistolas; como nota mental debo decir que esa película debe ser genial verla en drogas. O no. Sindudamente (sic).



Spam

Tuve que poner verificación de la palabra para los comentarios porque estoy recibiendo harto spam. Gracioso y jocoso y sexual. Pero otros no tanto, como éste:

My spouse and i have been looking at this page and find it to be genuinely
practical. I would really treasure almost any assistance.
Not too long ago,
Louisville has blossomed as a major heart for the health care and health-related
sciences establishments. Louisville has been core to enhancements in heart and
hand operation as well as cancer treatment. Several of the first man-made
cardiovascular transplants were made in Louisville. Louisville's thriving
downtown medical research campus involves a brand new $Eighty-eight thousand
rehab community, and a well being sciences research and commercialization
recreation area which, in conjunction with the University of Louisville, has
lured nearly 80 main researchers and investigators. Louisville will be also
house to Humana, one of the nation's premier health insurance cover
organizations.
Louisville is home to various major businesses and
establishments.


Así que por favor ustedes disculpen y sigan comentando como de costumbre. Gracias.

viernes, 5 de febrero de 2010

El Ya sabes qué.

Coger es un verbo muy bonito. Lacónico y muy exquisito. No sé por qué en pleno 2010 existen tantos eufemismos tontos para hacerle referencia.

Hace rato, en un parque, sentado en una banca mientras me comía un sandwich, escuchaba atento la plática de unas pubertas, donde una le contaba a la otra una película o telenovela o fiesta o algo así. El caso es que ella decía que el protagonista se iba con la protagonista a hacer yasabesqué. Todos sabemos qué es el yasabesqué. O no, no deberíamos, pero nuestra mente retorcida sabe siempre que nos referimos a coger.

Cuando somos niños grandes (o sea no tan niños-niños) y nos vamos poco a poco enterando de como gira este mundo, de qué lado masca la iguana , de qué cosa va dentro de qué otra y así, decir yasabesqué es muy aceptado. Si dijéramos coger sin ningún tapujo, seguro nos costaría un castigo de -al menos- 20 días sin atari (aún la consola de moda es el atari ¿verdad?). Usar el correcto, y muy propio: "relaciones sexuales" es ya un "eufemismo" de coger un poco más complejo. Sinónimo de que hemos recibido muy bien las clases de 6to de Primaria o más. Pero aún así, cuando decirlo parece como si diéramos una pedrada a nuestra inocencia que amenaza con desmoronarse ya por esas épocas, preferimos usar su versión corta: "relaciones". Ni hablar de la horrenda palabra que no es eufemismo, de las aburridas clases de Biología en la secundaria: Coito. ¡Miedo! ¿no?

No, no señores. Coger es bonito. úsenlo y practíquenlo. No hace daño si se usa con cuidado. Deberíamos de perderle el miedo y enterrar esa horrible versión de yasabesqué para siempre. Conjúguenlo, no pasa nada. Como maestra de inglés "repeat after me".

Yo cojo
Tú coges
El coge
Nosotros cogemos
Ustedes cogen
Vosotros follaís (es que de la manera mexicanizada del verbo no concuerda con este pronombre español)
Ellos cogen

Otro que también me gusta (no tanto, pero sí) es acostar pero puede prestarse a malas interpretaciones (o buenas según sea el caso) no como su versión francesa que lo plurinominal lo vuelve totalmente entendible; porque no es lo mismo decir on va coucher que on va se coucher. Bueno que ya depende de quién no los diga; pue'que aceptemos cualquiera de las dos.

Y con permiso que me voy a yasabenqué. ¡Ah verdad! Pero no. Snif.

¿Se han dado cuenta que... II

... en todos los estados y/o ciudades el organismo que se encarga de los servicios de agua potable, alcantarillado y todo eso, tienen distinto nombre?

¿Por qué no simplemente se llaman igual?

----------

En Puebla se llama SOAPAP
(Sistema Operador de Agua Potable y Alcantarillado de Puebla)

En Acapulco, Gro. se llama CAPAMA
(Comisión de Agua Potable y Alcantarillado del Municipio de Acapulco)

En Mazatlán, Sin. se llama JUMAPAM
(Junta Municipal de Agua Potable y Alcantarillado de Mazatlán)

En Oaxaca (muy gracioso, en todo el Edo, aunque el nombre diga que no) se llama ADOSAPACO
(Administración Directa de Obras y Servicios de Agua Potable y Alcantarillado de la Ciudad de Oaxaca)


----------

¿Cómo se llama en sus ciudades/Estados? ¿Qué significa?
Yo gugleé, no crean que soy tan ñoño pa' saberlo.

martes, 2 de febrero de 2010

¿Miedo?

Hace poco más de un año, como dije en este fotopost, me estaba ahogando en un río. Fue en la Navidad del 2008 cuando creí que iba a morir. No exagero, es la vez en que sentí la muerte más cercana.

Habíamos ido a la orilla de un río a asar carnes y pasar una bonita (sic) Navidad familiar. Todo estuvo muy bien salvo al final cuando mis primos, mi hermana y yo fuimos a explorar más del río pues en la parte en dónde estábamos el agua nos llegaba hasta los tobillos; llegamos a una parte muy honda y mi hermana quería nadar, pero me dijo que entrara con ella porque no sabía nadar muy bien. Después de varios intentos logró convencerme pues estar en pantalones de mezclilla que se pesan con el agua no es la mejor manera de nadar. Como pude me los doblé hasta las rodillas y entré al agua junto a ella.

Ya más animado estuve nadando un poco y ella también. Cuando pasamos a una parte más honda aún, una corriente la jaló y se asustó. Fui por ella sin ningún problema, pero otra corriente más fuerte nos jaló a los dos; mi hermana comenzó a desesperarse porque ni pisando de puntas lograba tocar el suelo. De pronto me vi luchando entre dos fuerzas muy grandes: por una parte la corriente del río que nos llevaba a lo más profundo y por otra, la desesperación de ella, que no me dejaba nadar bien.

Lo que hubiera hecho ahora, según me han dicho sería golpearla fuerte para tranquilizarla, pues cuando la gente que se está ahogando no coopera es muy difícil rescatarla. Pero nunca se me ocurrió eso, no lo hice.

Poco a poco yo iba perdiendo fuerzas y creí que no lo contaría. De reojo vi a mi tío que de casualidad se había acercado a ver cómo estábamos. Se lanzó al agua y sacó a mi hermana. Yo, ya sin fuerzas me estaba dejando vencer por la corriente, la ropa me pesaba, los brazos me dolían y había tragado mucha agua.

La sensación era horrible. Veía: agua, agua, cielo, agua, agua, cielo, agua. Escuchaba sólo el movimiento de mis brazos y pies y mi nombre a lo lejos.

En un último golpe de energía logré nadar a la orilla. Salí. Me tiré en la arena y sentí que mi alma regresaba al cuerpo.

Esos 3 o 4 minutos fueron los más desesperantes que he tenido en toda mi vida.

A partir de ahí, me da miedo estar en ríos, mares y/o lagos. Lo que contaba de los momentos de tranquilidad en este post mientras estaba en la laguna cambió poco después a una sensación de miedo al darme cuenta que ninguno de nosotros llevaba un chaleco salvavidas y que mi hermana aún "no sabe nadar bien".

Tal vez algún día deba superar este miedo pero por lo pronto me mantendré alejado de grandes superficies de agua.

domingo, 31 de enero de 2010

De fauna urbana y pérdidas estúpidas.

Una vez mencioné que en la Ciudad de México no me pierdo tan fácilmente como en otro lugares. No muchos, pues me jacto de mi buen sentido de la ubicación; el DF a diferencia de otras ciudades tiene algo que sirve como una gran guía: el Metro.

Las veces que me he perdido, evito caer en pánico y desesperación extrema pues no sirve de nada; tomo en ese instante cualquier camión, micro, combi o ya como última opción un taxi que me lleve a la estación de metro más cercana y ya ahí pues es fácil; tambien pregunto.

------

El miércoles, llegando a la Ciudad me dirigí al metroazul siguiendo las indicaciones que mi primo me dio para llegar a su casa. Hasta ahí, todo sin complicaciones. Pero después, por tonto y por no escribir de más sólo tomé nota de algunas palabras clave como nombres de calles, señas y lateralidad; tomé la calle equivocada a la que debía, caminé mucho y me perdí. Regresé sobre el mismo lugar y caminé hacia la otra posible ruta y tampoco llegué al paradero de micros que debía. Volví a hacer lo mismo.

Regresé de nuevo, y al pasar por la Calzada de Tlalpan (famosa por lo que a continuación cuento y por su gran número de moteles) una mujer (entre comillas) de la vida galante me dijo que si tenía "lumbre" para prender su cigarro. Como yo soy todo un caballero y un ser inocente de los peligros nocturnos le dije que sí y saqué el encendedor. Cuando le acerqué el fuego y "ella" (noten las comillas nuevamente) prendía su tabaco, sin darme cuenta y agarrándome (literal) desprevenido, osó manosearme. ¡Paquetearme! y atreverse a decirme todavía que cobraba sólo 150 pesos (pensaba que eran más caras, pero creo que es la crisis). Obviamente me congelé y me asusté y me alejé de ahí lo más rápido que pude, y como decía la Chilindrina y Chabelo: se lo conté a quien más confianza le tengo: a mi blog. Y ya.


------

En realidad este post no tiene gran importancia (como el que le sigue) pero quería contarles cómo me manosearon por andar a altas horas de la noche en esos lares, por perderme, por no anotar bien las direcciones, por alardear siempre de no perderme en el DF, por mamón.

Ora búrlense.

¿Se han dado cuenta que...

... el logo de la estación de metro JAMAICA es un ELOTE?



¿Qué onda con este gran fail de la nomenclatura botánica del metro?



--------
Ok ya. Pueden continuar con sus vidas normales.

martes, 26 de enero de 2010

Extraño.

Extraño tanto despertar por las mañanas viendo el humo de la cervecería Pacífico enfrente, el olor a mar y el bochorno matutino.

Extraño el sabor de los frijoles puercos, los tacos y vampiros, el chilorio, el aguachile, los nachos de la plazuela del burro -ésos sí son nachos no puro totopo con queso y chile- , los duros con cueritos y ese ceviche de pescado auténtico. Sí, de ése que lleva zanahoria y se hace con pescado crudo y limón. No el que lleva tomate y cebolla. No, ése no.

[Aclaración: no se vale alburear con nada de lo mencionado en el párrafo anterior, son comidas, cerdos]

Extraño absorber ese caracerístico acento que siempre me ha parecido gracioso, a las dos semanas de escucharlo constantemente. Y que el hablar fuerte sea algo tan común y no algo golpeado.

Extraño esas mañanas patinando por el malecón, contemplando aquel Hospital del IMSS, que antes fuera uno privado, en donde, dicen, nací; pasar junto a los monos bichis, y descansar ahí comiéndose una rica escamocha. ¡Oh! O ir por el viejo Mazatlán y tomarse un café en uno de esos tantos pintorescos rincones; pasar junto al Ángela Peralta y tomar muchas fotos como turista japonés.

Las pizzas Ring Ring en cada esquina. Las Ley ¿Aún existen? y tomarse un Tónicol, y cómo no, viajar en una pulmonía.

Los viajes a la isla de a 10 pesitos ida y vuelta (en ese tiempo) El Ferri a la paz, aunque vomite, los barcos de la marina, la JUMAPAN, Olas altas, los cerritos, los pinitos, el cerro de la nevería, las tres islas, el monumento a la pulmonía, al monumento a don Cruz Lizárraga, el acuario, el café marino, las gorditas con atole de pinole para cuando hace frío, La zona dorada, el camarón-sábalo, Los bolis de galleta y los de ciruela.

¿Será cierto eso que dice la canción de Gloria Estefan que "La tierra donde naciste no la puedes olvidar, porque tiene tus raíces y lo que dejas atrás"?

[Se levantan los lectores y bailan] ...

Siguen los pregones, la melancolía,
y cada noche junto a la luna
sigue el güajiro entonando el son.
y cada calle que va a mi pueblo
tiene un quejido, tiene un lamento
tiene nostalgia como su voz.
y esa canción que sigue entonando
corre en la sangre y sigue llegando
con más fuerza al corazón...

Y bueno. El caso es que ¿cómo es posible que un lugar en donde sólo nací y visité algunas que otras vacaciones me haga tanta falta?

¿Quién me lleva a Mazatlán?

lunes, 25 de enero de 2010

Momentos de tranquilidad.

No sé si a ustedes les pase, pero para mí existen diversas situaciones o momentos de la vida que por muy nimios que sean me provocan una gran sonrisa y me dan una paz interior tan grande que quisiera que al morir se sintiera eso.

1. En las vacaciones, fui con un primo y mi hermana a una laguna muy bella, en la costa oaxaqueña que se llama "La laguna de manialtepec". Cerca de Puerto Escondido; ahí rentamos una pequeña canoa. Remamos un poco para alejarnos de la orilla y en un momento, un pequeño instante como de 30 segundos, cuando nos callamos, cuando la corriente se calmó también, sentí una tranquilidad inmensa que hasta sentía mi corazón latir más lento. Todo se conjugó de una manera insuperable: el reflejo perfecto sobre el agua: los manglares, el cielo, la isla; como un gran espejo, los patos que nadaban a lo lejos y el brillo del sol sobre el agua. Todo esto fue interrumpido por reggaetón que empezó a sonar a la distancia en alguna fiesta en una palapa en la playa de la laguna seguramente y pot un lagarto que nadó cerca de nosotros. Pero lo poco que duró ese momento de paz fue increíble.

2. Hoy, mientras venía de Cholula, de ver a Gus, sobre la carretera cuando íbamos en el auto de regreso a Puebla me dijo: "mira ése de enfrente es el Pico de Orizaba". Al principio no le creí ¡pero sí era! Nunca había visto, desde Puebla (ciudad) el Pico de Orizaba, sólo en el trayecto a Oaxaca. De pronto volteé a mi derecha y vi La Malinche (un volcán de Tlaxcala). Y volteé hacia atrás y vi el Popocatépetl con una linda fumarola y el Iztaccíhuatl; tan imponentes ellos. Ese momento, en el que desde un punto podía ver los cuatro volcanes con sólo cambiar la mirada me arrancó una gran sonrisa y me emocioné mucho al grado de sentir una paz como la del punto anterior. Lo sé, es una tontería, pero eso me alegró mucho que hasta lo tuiteé, pero Twitter no lo publicó; de por sí, desde siempre cuando venía a Puebla de vacaciones me emocionaba ver el Popo a lo lejos (y tan cerca a la vez, no como en el DF porque no se ve tan grande desde ahí) hoy fue como: GRAN-DIO-SO.

Y bueno, como éstos, muchas veces me ha pasado que por cosas tan insignificantes yo logre ser feliz por un momento y sentir mucha paz. Existen otras cosas que no me causan tan grande el sentimiento pero sí se acercan mucho. Como cuando experimento una combinación nueva de sabores agradable al paladar, poderme comunicar y/o escuchar hablar a alguien (y entender) una lengua que estoy aprendiendo, tomar té de hierbabuena con leche y muchas más.

Y ustedes ¿han tenido momentos de ésos en que tonterías, que al final no lo son tanto les causen tranquilidad o les arranquen una sonrisa inexplicable? Cuenten.

jueves, 21 de enero de 2010

Todos deberíamos salir del clóset. Y no de ése que están pensando.

Sino del clóset de los placeres culposos.

Todos. TODOS, ¡No lo nieguen! tenemos placeres que nos producen culpa. Todos hemos negado e incluso criticado cierta película, cierto grupo o cantante, cierto género musical o cualquier otra cosa porque nos produce ñañaras aceptar que nos gusta por... vergüenza, "quedar bien" con alguien o alguienes(sic) o por no parecer -no sé- ¿inculto? ¿fresa? ¿borrego? ¿fuera de lugar? Yo qué sé. Saben a qué me refiero.

Hoy, damas y caballeros. Yo, los invito a salir del clóset. Es más bonito y vuelve lo tabú tan cotidiano que ya ni nos dará pena aceptar nuestros gustos por más raros que éstos sean. Es como salir del clósetgay: al principio te cuesta trabajo confesarlo y hasta te da vergûenza, como si fuera algo malo, y después se vuelve tan habitual que lo dices sin ningún tapujo.

Volviendo. Hace rato platicaba con un amigo, del cual no mencionaré su nombre por respeto a su clóset, que uno de mis placeres culposos más grande es cierta música popera. De él también pero no sé cuán grande sea.

Yo siempre me las doy de que "me gusta el rock alternativo y la world music y el jazz y el R&B, goeeeei. Y que el pop es de mariquitas y que lo alternativo es la onda goeeei". ¡Y sí! me gusta eso. Pero mi yo de clóset también disfruta la música pop. ¿Y qué? ¿Y qué?

Cuando yo estaba en la secundaria, incluso en la prepa, incluso en la uni, INCLUSO ahorita si de repente la escucho, me gusta/aba mucho la música popera. Yo era fanfanfanfanfan de grupos como OV7 y Kabah. Tenía/tengo muchos discos en ORIGINAL. Es más, dejen ir a buscarlos para que les diga cuáles tenía.

Ya, ya vine.

Tengo los últimos de cuando OV7 se llamaba Onda Vaselina aún: Entrega Total. Donde vienen las canciones de Un pie tras otro pie, Te quiero tanto, tanto, Mírame a los ojos y ésas. También Vuela más alto; los discos que le siguen: CD 00, OV7 en directo: Rush y Siete latidos; el último ya no lo compré porque pues yo ya era más alternativo, goeee. Pero lloraba para mis adentros y me abrazaba efusivamente con mi yo de clóset cuando escuchaba la canción de No me voy.

De Kabah tengo Esperanto, XNE y La vida que va.

Estos placeres eran tan culposos que una vez cuando fui a Chedraui a comprar un disco de Kabah y me encontré a una amiga. Sin que ella preguntara nada, cuando su mirada indubitablemente se posó sobre la portada del CD que yo sostenía en las manos, empecé a temblar y a sudar frío. Le dije que era el cumpleaños de una amiga y que como era fanfanfanfanfan de ese grupo le iba a regalar el disco. Como ella no se despegaba de mí, tuve que llevar a que envolvieran el disco para que me creyera. Obvio no había necesidad, pero yo lo hacía para que no fuera a pensar que ese disco era para mí. Porque pues, a mí no me gustaba Kabah, goee, pinche grupo plástico, goee.

Me sé el nombre de los integrantes, me sé casi TODAS las letras... e incluso me aprendí unas que otras coreografías. N'ombre, yo bailaba Shabadabada como el mismísimo Kalimba; Enloquéceme, ¡uff! Yo era el rey de la pista... en mi cuarto. A puerta cerrada, sí que sí.

Pensaba platicar más placeres culposos, pero creo que ése es uno de los más bochornosos. El que estaba más metido dentro del clóset. Además ya me di el quemón del día semana mes año.

Ahora invito a todos los lectores a salir del clóset y que compartan sus experiencias, acá en los comentarios, o dejen link si hacen post al respecto de sus placeres culposos más resguardados.

Y con permiso, iré a nostalgiar al youtube.

lunes, 18 de enero de 2010

Capas.

Todos los que no me conocen creen que soy una persona seria, amargada y que se la pasa refunfuñando por todo lo que sucede. Que critica todo lo que ve y que soy el más aburrido del mundo. Y que si me topan en la calle no los saludaré porque soy un mamón.

Todos los que me conocen saben que no soy tan serio como siempre lo digo, que sí sonrío, y a veces de más, que sí me la paso refunfuñando por todo lo que sucede y criticando todo aquello que se pueda de manera jocosa, o no. Que soy muy bobo y que digo muchos chistes malos. Saben que sí soy aburrido excepto cuando no (como dice el Fire_tony) . Y que si me topan en la calle no los saludaré porque estoy bien ciego.

Todos los que me conocen de verdad, saben que soy alguien muy hermético, que no me abro tan fácilmente (sin albur, cerdos). Que trato de ser serio unas veces, y de no serlo en otras. Saben que cualquiera de las dos descripciones anteriores me queda de algún modo. Y que si me topan en la calle no los saludaré porque estoy bien ciego y además porque seguramente estoy baboseando y que pronto tropezaré con algo.

Los que no me conocen, los que me conocen y los que me conocen de verdad no saben que en realidad soy bien marica. Que soy alguien muy débil y que todo lo que demuestro a los demás no son más que estúpidas capas.



[Prohibido hacer bromas con lo de marica. La interpretación no es literal. No en este post.]


sábado, 16 de enero de 2010

Post innecesario.

¿Recuerdan cuando Homero engordó mucho para trabajar desde su casa, y luego quería hablar por teléfono y la operadora le decía que no podía comunicarlo porque sus dedos eran muy gordos para marcar?

Paréntesis (
Pues deberían, porque los Simpsons han marcado la vida de todos por generaciones y hemos aprendido más de ellos que de la escuela, como cuando supimos que el agua del retrete (estoy usando la palabra retrete, ¿ya vieron?) gira en sentido contrario en el hemisferio sur o que las mentiras hacen llorar al niño Jesús o que en chino la palabra crisis también significa oportunidad o que la vida es un fracaso tras otro, hasta que deseas que Flanders se muera o que el alma se puede vender o que las caricaturas japonesas pueden causar epilepsia o que las computadoras no tienen una tecla cualquiera o que Fidel Castro tiene un billete de un trillón de dólares; y si no: son unos perdedores sin vida.
) Fin de paréntesis.


Pues así me siento yo. Odio las netbooks. Snif.

Fin del post


---------
Las netbooks son inventadas para los Hobbits.

viernes, 15 de enero de 2010

Un poco más y ya.



Vota acá: CLIC CLIC CLIC CLIC CLIC CLIC CLIC



-------------------------
No tengo compu, no tengo pinceles, no tengo colores, no tengo más que un lápiz del número 2. Así que no me exijan Histerieta en estos días. confórmense con esto, bastardos.

los quiero.

martes, 12 de enero de 2010

Cuando no tengas mucha inspiración para escribir ni tu compu para dibujar una Histerieta, postea cualquier pendejada.

Y mientras vuelve mi musa inspiradora o consigo el cargador de mi lap, comparto unas fotos quedadísimas bien random.


Para el this is why you're fat. Tacos poblanos: dos generosas tortillas hechas a mano con un pedazo de bistec frito, papas a la francesa, nopal frito, aguacate y salsa. Pídanlo con una Cocalái.



Los tedajones ya deben de estar en extinción como los tendajones.



El mejor anuncio en caso de emergencia de la historia. ¿Cuánta gente habrá muerto por no encontrar la salida del baño durante los sismos?



Nuestro mero mole es Tu mero mole. Y voten acá http://tinyurl.com/meromole.



Cobertores y ededones...



¿Cuál crisis?
Lo que no alcanzan a ver es: "servilletas, salsas y canasta, GRATIS". Pidan ya sus miltacos x milpesos.



Aparición en el árbol.



Grafitti de GIR en una calle de Oaxaca. Me acordé mucho del Fayer, que fue por quien llegué a la serie de Invasor ZIM. La mano colada es intencional, jum.



Falso Gezeta en los andenes del metro.



Otro falso Gezeta en la terminal de autobuses.



Y otro, cerca del exdepartamento de Lilián.



Extraño dibujo de Benito Juárez nos hace detenernos a la orilla de la carretera en un pueblito de la costa oaxaqueña.



Me acerco y me asusto.



¡Oh por Dios!



¿Soy el único que notó el parecido?

Y ya.

sábado, 2 de enero de 2010

De fiestas que no son fiestas, costumbres y muertes.

Hace un año se murió el último abuelo que me quedaba: el paterno; ésa, fue la primera vez que me tocó tan de cerca la muerte de un familiar pues en la muerte de mis otros abuelos nunca he estado ahí donde ellos fallecen.

En las vacaciones me tocó ver a un abuelo muy distinto al de siempre. Demacrado, débil y ya muy viejito. Me sorprendí, pues siempre, pasara el tiempo que pasara sin verlo, la próxima vez él siempre estaba igual que como la vez anterior. La última vez mi abuelo era otro. Para nadie era algo nuevo en pensar que sus últimos días eran esos que estaba pasando. Algunos creían que no llegaba a Navidad. Otros, que no llegaba a 2009. Fue el 26 de diciembre que él dejó de existir.

En el pueblo, como en muchos otros pueblos existe la tradición de hacer rezos durante 9 días para acompañar a la familia y para el descanso del difunto(sic). Nunca he sabido qué pasaje de la biblia hay que relate o se asemeje a esa tradición, pues casi todas las costumbres y tradiciones católicas tienen un trasfondo bíblico. El caso es que esa costumbre de los pueblos, en específico del pueblo de mi familia consiste en un gastadero enorme de dinero -independientemente de los gastos del sepelio y todo eso-, pues los días de los rezos se prepara café y pan para todas las personas que acompañan a la familia.

Pero la mía, como es una familia muy rara -aunque bonita-, y de competencia eterna y siempre quieren demostrar entre todos los hermanos quién es mejor que el otro, resulta poca cosa que lo que se sirva sea café y pan. Es por eso que en estos rezos, como los del año pasado, significó una batalla de quién era el que podía ofrecer lo mejor en el día que le tocaba (son 9 hermanos, uno no está en México, entonces 8: uno para cada día de los rezos y todos para el novenario). Entre todo ello hubo tamales, galletas, atoles de distintos sabores, chocolate, etc. Uno de los hermanos dio pan y chocolate y días después el otro hermano dio no sólo uno, sino DOS panes y chocolate. Cabe mencionar que como es un pueblo chico (y de infierno grande como en el post del fayer), todos se conocen entre todos y son muchos los que van a rezar(o a menos eso creo).

La batalla que decía de mis tíos, no existe como tal. No está escrito que así debe ser pero con las acciones uno se da cuenta; el novenario más que cualquier otra cosa parece una gran fiesta (como una mayordomía) en donde hay cervezas, tamales, chocolate, café, pan, agua y refrescos; una banda contratada para tocar durante casi toda la noche que uno pasa en vela. Es horrible. Es algo desgastante para la familia: física, emocional y económicamente pues imaginen todo lo que se tiene que hacer sólo para "agradecer" a la gente que va a acompañar a la familia.

Estoy de acuerdo en el novenario de cuando muere la persona, no en el del año. Nueve días de compañía de la gente son suficientes para que la familia supere la pérdida, sientan el apoyo de los amigos y los rosarios "calmen" a su religioso interior asustado por la muerte de alguien, pero estoy en desacuerdo con todo el gasto de dinero y de energía que se requiere para eso. Mucho es ya haber perdido al ser querido como para quedar pobre y desganado al final de todo. La gente que acompañe debería de hacerlo porque así lo quiere y no porque les darán de cenar (sé que muchos no lo hacen así pero y qué). No estoy de acuerdo en "se les agradezca" por su compañía así. Sé que la gente lo entendería.

Mi familia me gusta mucho por lo grande de ésta, por la diversidad y porque fuera de todo lo que sea sé que son chidos y bla bla bla la familia bla bla bla.

Son costumbres muy antiguas y nada cambiará lo que ellos piensan sobre eso, sólo expongo mi disgusto hacia estas cosas que me desesperan y así. Fin.

Si de repente sienten que este post no llegó a ningún lado es porque fue interrumpido repentinamente por la plática con mi hermana y primos. El punto principal ya quedó explicado y ahora me voy a disfrutar de una bonita noche con mis primos. Bla bla bla la familia bla bla bla.