martes, 8 de abril de 2014

Ideas distantes: hace mucho que no recordaba

Tenía la intención de escribir sobre mi nuevo hogar y lo contento que me siento con él. Abrí mi blog, revisé un poco antes. Revisé más. Ya me disponía a escribir. "Un último post", me dije. Luego leí otro. Vi los comentarios, recordé muchas cosas, no me quise detener y me seguí... y me seguí.

De pronto salté a 2010, luego a 2009 y luego a 2008 y así me fui. Y luego ya estaba recordando muchos de los posts que escribí en 2004, cuando apenas tenía 19 años. Me volví a pasar a los comentarios... y después me di un gran salto. Ya estaba leyendo los blogs que solía leer en ese tiempo. Triste fue darme cuenta que ellos, como yo, dejaron de escribir en algún momento. Aunque muy grato encontrarme con un par que si bien ya no son tan frecuentes siguen activos. Comenté, para ver si el contacto puede retomarse, aunque tenga que ser por otro medio.

El fin de semana pasado, Andrés me hizo en Spotify un playlist de Blonde Redhead, para que los escuchara y su música ambientó muy bien mi recorrido cronológico.

¿Qué nos pasó?

Ya vamos a dejar de culpar a Twitter, porque no mató los blogs. Nosotros los dejamos morir y no necesariamente porque las ideas condensadas ya nos gustaban más y nos ahorraban tiempo, sino porque fuimos perdiendo la atención y la gente dejaba de leernos y de comentarnos. Y a nadie nos gusta perder el spotlight. Y entonces emigramos. Tratamos que coexistieran y por un tiempo funcionó, pero al final no lo logramos.

Qué bonita era la cotidianidad de esto, qué bonito era lo desmenuzado, lo extremadamente detallado y la bonita conversación que se hacía. Tanto que aprendí acá, tanto que encontré y descubrí. Tanto, tan bonito pero tan lejano que ahora parece que fue otra vida. ¿Soy el único que lo piensa así?

De pronto caí en cuenta que mis últimas tres relaciones (amorosas) "serias" fueron con gente que conocí en blogs. La interacción siempre fue lenta, muy trabajada, paciente pero a la vez muy fuerte. De la misma forma que esas relaciones que de aquí se desprendieron.

En Twitter todo es más rápido, efímero y volátil. Hasta un poco fútil en algunos casos. Justamente como muchas de las que ahí surgieron.

Y no generalizo, pues de las dos redes conocí a gente valiosísima que sigo conservando a mi lado y que quiero muchísimo. ¿Fin?

Pasando a otro punto y a modo de conclusión: nunca he considerado que tengo una buena redacción, nunca. Pero no entiendo cómo antes lográbamos enlazar todas las ideas que queríamos decir. No como éstas que ahora parecen distantes. Más una serie de tweets que otra cosa. La costumbre tal vez. Y de pronto, mi post se convirtió en un metapost que habla de posts y blogs.