domingo, 10 de agosto de 2008

Conejos blancos

Esta maquinita está torpe, se me va, no puedo hacer lo que debo hacer, no quiero más bien, prefiero comenzar a borrar todo lo que ella tiene. Y resulta que encuentro una carpeta donde están fotos enviadas, tú, música en italiano y un archivito del Google Earth.
Pasado un año y varias historias, otra vez eso de las coincidencias. Meses de no saber nada de ti, un poco acostumbrado ya al monólogo. Aún tengo tu regalo, una caja con 3 agujeros. Peculiar rellenar los espacios en blanco, hacer un bizco mnésico, redibujar una imagen que uno cree tener muy presente y que se va distanciando, aproximándose más a esa media que uno se hace entre lo que recuerda y lo tangiblemente similar. Veía personajes en la calle y te enfoco y desenfoco en quienes creo recordarte. ¡Ese es!, ¡Ya casi! ¡No! ¡No es! Acompañado de una trompeta, Life in a Glasshouse. Un poco de amnesia, de adormecer, entumir los recuerdos. Estas semanas donde todo estaba lodoso, me lo he repetido varias veces: ¿Cómo será? Es tal vez una confesión torpe, pero significativa para mí. Quebrar una vez más el verbo francés, être, o el inglés to be, quitarle una capa, ser pero no estar. Me parece que es la única forma de inmortalidad, no saber si se sigue; También to have y avoir, haberte pero no tenerte.
Dicen que los peces no tienen memoria, que por eso no les aburre estar en pecera; en cuando dan la vuelta, antes de topar con el cristal, ya todo es nuevo. Y me recuerdas lo opuesto, tu memoria, que siempre me pareció prodigiosa o al menos superior a la mía. Y toda la sopa se me sigue batiendo, uniformando, siento que sigo las migajas en el bosque, y otras que todo me lo invento. Retomo tarea... Días después, reposadas las ideas. Una vez más siento que un ciclo se cierra. Que no es bueno ser y no estar, contemplando todo desde el presente, en un lugar que avanza lentamente, que los cambios tardan y que, alguna vez lo leí, "no hay que olvidar que el éxito de la noche a la mañana toma más o menos quince años". Tengo que recargar pilas, acomodar otra vez la mirada para que la maravillas sucedan y encontrar una forma de estabilidad. ¿Ahora hermanos cohete? ¿Una eternidad o cuando? igual y monólogo, igual y terapia. En unos días más quiero intentar resolver el laberinto. Tus postales en mi buró. Todavía hay burdas coincidencias con las que me tropiezo. Después de haberte visto unos instantes y hablar contigo llegué a mi casa y andaba todo mareado, torpe. Quería poner música para no malviajarme, pero opté por dormir. Hace un rato, tratando de acomodar líneas para este post me acordé de ti de nuevo hermano cohete. Yo quiero ser como Amelié en la bicicleta, aunque a veces duele ser así, porque siempre habrá cachorros cojos, ancianos muertos y novelas cursis.


4 comentarios:

Anónimo dijo...

Te quedo padre esto...y me acorde de tu frase "que chido suena aunque no entienda lo que dice"...sigue practicando que estare gustosa de leer todo lo que escribas....Besitos ghez...Estoy feliz!!

...NES... dijo...

"que chido suena aunque no entienda lo que dice", nelly tiene razón, sabrá Dios que dice, pero ps la neta se ve que ta'vas inspirado ^^

Sheva dijo...

coosmico jejeje no manches te malviajaste feo, si no la controlas ni le metas por fa xD

Unknown dijo...

Me gusta, rara, pero me encanta. No sabía que los peces no tienen memoria. Saludos.