Le dije, pues, que la única forma de obtener unos era elaborarlos nosotros mismos. Entonces me mandó a buscara en interné a ver si encontraba algún curso onlain de cómo hacer cubrebocas artesanales handmade. Vi videos de youtube, pregunté en twitter, que también es moda aquí usar cubrebocas, o algo similar. Si no me creen vean.
Encontré que podía hacerlos de pellón como los que enseñan a hacer en la página de la profeco o de Magitel como los que hizo Lilián. Pero me decidí por los primeros.
Resulta, que el pellón, es ahora una de las telas más cotizadas. Fui a 3 tiendas grandes de telas y no hay más que de ese grueso que mi mamá usaba para hacer dibujos de la sirenita, el rey león y blancanieves para su kinder que yo mismo pintaba con crayones, jijiji
Me resigné a no encontrar cubrebocas ni material para hacerlo y alimentar la paranoia de mi madre diciéndole que no encontré por ningún lado. Hubiera sido capaz de ir a hacer sus compras de pánico y encerrarse en un bunker con un lanzallamas, armas de uso exclusivo del ejército y máscara antigases, y mataría a todo aquel que se le acercara...
¡Nah!.. Exagero un poco, lo de las compras no lo hubiera hecho.
Bueno el caso es que fui a sentarme a contemplar la tarde en uno de mis lugares favoritos y pasó un amigo mío jotiiiiiiiiisimo el güey (¡Hey! si lees esto sabes que es broma, bueno no... Bueno sí) que no había reconocido por su -adivinen- cubrebocas. Y me dijo donde podría encontrar. Pero sentí que lo dijo tan fuerte que la gente nos había escuchado y que en ese preciso momento estaban corriendo hacia ese lugar a comprar sus cubrebocas todos frikeados y alarmados como si se tratara de la última coca cola del desierto, así bien machín, todos empujándose, gritando y corriendo, como si usar tapabocas evitara todos sus males y les reservara un lugar en el cielo, pero no. Nadie escuchó jijiji
Fui al dichoso lugar a donde los vendían y apenas los estaban haciendo. Había adelante de mí una cola de como 10 personas. De pronto para irme rápido se me ocurrió la idea de toser o estornudar salvajemente para que todos huyeran despavoridos y me cedieran el primer lugar, pero luego pensé que tal vez podrían aventarme del segundo piso ese en donde estábamos y entonces guardé la compostura.
Salieron los primeros paquetes y ¿qué creen? El paquetito que me vendieron era el último. ¡EL ÚLTIMO! Todos me vieron con cara de odio y juro que sentí que me siguieron por tres calles más y que me querían asaltar y robarme todos los objetos de valor que yo llevaba conmigo, o sea los cubrebocas. Bueno no, en realidad no soy paranoico.
Llegué a mi casa y mi mamá estaba muy muy feliz por su paquetito de diez cubrebocas a veinticinco varitos. Caros, pero no tanto como en el DF que los venden como a diez millones de pesos cada uno y sin elástico jijijii.
Y ahora, el suceso más importante de este post por el que valió la pena leer todas mis pendejadas:
Gezeta con cubrebocas vacilador.

Puede añadir orejas de conejo para aumentar el efecto gracioso que causará en la gente.