Siempre he creído que soy muy rarito. Sí, más allá de cualquier rareza evidente.
Soy, contrario a lo que pueda parecer, muy observador y muy intuitivo. Una cosa muy distinta es que sea olvidadizo y muy despistado, pero otra es que no sea observador. Y soy observador de aquellos detalles que a muchos les pasan inadvertidos, no de aquellos tan fútiles y mundanos como el color de ropa que alguien trae, el lado hacia el que se peina o si le combina el teni con la playera; porque en esos casos estoy perdido. Podría hacer el experimento ahora mismo, de voltear mi vista hacia arriba. Tratar de recordar qué ropa tengo puesta, luego bajar la mirada y comprobar. Estoy seguro que fallaría.
Soy pues, observador de gestos, miradas, caras, y cosas más importantes. Suelo conocer a una persona más por lo que NO me dice, que por lo que sí. Soy prejuicioso, lo sé, lo sabe, lo sabemos, lo sabéis, lo saben y esto afecta a veces esa manera tan especial que tengo de ver todo. Pero trato de no hacerlo muy a menudo.
En la escuela, me enseñaron mucho a ser deductivo. Deducir era lo más importante, pero yo siempre he sido más inductivo. A veces sólo me hace falta una única idea para partir de ella y crear un todo. Muchas veces me creo teorías a partir de hechos. Teorías que luego parecen volverse ciertas y que antes, evito comentarlas por miedo a estar equivocado, y es que son teorías tan poco fundamentadas que a veces es mejor no decirlas.
Lo bueno viene cuando todas estas intuiciones parecen ciertas, o más atinadas de lo que creía. Que es casi siempre. No me gusta confiar en la intuición pero siempre que lo hago obtengo excelentes resultados. A veces es mejor confiar en lo que uno cree que creer en lo que uno confía. Ideas raras, cosas y más cosas
¿A qué viene todo esto? A nada. Es una idea que tenía en borrador y que rescaté hace unos días del olvido. Escrito después de tener una amena y rara plática de café con un muy buen amigo. De esas pláticas que se extrañan.
Muchas de las cosas aquí escritas fueron antes dichas. Pocas de las cuales vuelven a aplicar de nuevo y confiar en la intuición a veces vale la pena.
Y bueno, éste es el post número 300 de este blog. Y la verborrea no acaba aún.
Soy, contrario a lo que pueda parecer, muy observador y muy intuitivo. Una cosa muy distinta es que sea olvidadizo y muy despistado, pero otra es que no sea observador. Y soy observador de aquellos detalles que a muchos les pasan inadvertidos, no de aquellos tan fútiles y mundanos como el color de ropa que alguien trae, el lado hacia el que se peina o si le combina el teni con la playera; porque en esos casos estoy perdido. Podría hacer el experimento ahora mismo, de voltear mi vista hacia arriba. Tratar de recordar qué ropa tengo puesta, luego bajar la mirada y comprobar. Estoy seguro que fallaría.
Soy pues, observador de gestos, miradas, caras, y cosas más importantes. Suelo conocer a una persona más por lo que NO me dice, que por lo que sí. Soy prejuicioso, lo sé, lo sabe, lo sabemos, lo sabéis, lo saben y esto afecta a veces esa manera tan especial que tengo de ver todo. Pero trato de no hacerlo muy a menudo.
En la escuela, me enseñaron mucho a ser deductivo. Deducir era lo más importante, pero yo siempre he sido más inductivo. A veces sólo me hace falta una única idea para partir de ella y crear un todo. Muchas veces me creo teorías a partir de hechos. Teorías que luego parecen volverse ciertas y que antes, evito comentarlas por miedo a estar equivocado, y es que son teorías tan poco fundamentadas que a veces es mejor no decirlas.
Lo bueno viene cuando todas estas intuiciones parecen ciertas, o más atinadas de lo que creía. Que es casi siempre. No me gusta confiar en la intuición pero siempre que lo hago obtengo excelentes resultados. A veces es mejor confiar en lo que uno cree que creer en lo que uno confía. Ideas raras, cosas y más cosas
¿A qué viene todo esto? A nada. Es una idea que tenía en borrador y que rescaté hace unos días del olvido. Escrito después de tener una amena y rara plática de café con un muy buen amigo. De esas pláticas que se extrañan.
Muchas de las cosas aquí escritas fueron antes dichas. Pocas de las cuales vuelven a aplicar de nuevo y confiar en la intuición a veces vale la pena.
Y bueno, éste es el post número 300 de este blog. Y la verborrea no acaba aún.
7 comentarios:
300 posts... woorale, congratulations. mucho ke decir. pero si lo puedes inducir es mejor....
este ya lo habías puesto no?
o me dió un dejavú derrepente?
Qué tierno suena eso de "el teni".
Felicidades por su post 300.
Felicidades por los 300 post.
Saludos
felicidades :)
Vaya!
son ya bastantes no crees!!!
pero eso de ser despistado no lo creo..
al menos no lo noté.
eres buenisima onda y buen compañia mi buen GeZeta...
Felicidades
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