viernes, 26 de febrero de 2010

Paciencia, condescendencia y pendejez.

Muchas veces he mencionado que odio la impuntualidad, a pesar de que a últimas fechas me he vuelto -casi- uno de esos seres mutantes. Siempre trato de llegar a la hora acordada, si voy a llegar tarde me tomo la molestia de avisar de preferencia antes -y no ya que es el momento- para evitar que con quien me cito tenga que esperar de más y pueda hacer otra cosa mientras tanto. Antes de salir de su casa, por ejemplo.

Deben de saber que los puntuales saben administrar cada minuto; son seres mitológicos capaces de calcular el tiempo perfecto para salir de su casa o de donde estén y llegar al destino con tiempo de sobra, o exacto. Nada que ver con los frikis de la puntualidá, ésos que llegan 4 horas antes y/o ésos que te regañan por llegar 2 minutos y 17 segundos tarde y que hasta te dicen que por gente como tú el país está como está.

Para los puntuales hay reglas no escritas, como la que dice que el tiempo de tolerancia es de 10 o 15 minutos. Algunos son más generosos y otorgan 20. Hay quienes más, pero es seguro que ya no esperan con la misma paciencia que la de los primeros minutos. Con respecto a este punto quiero abundar:


Cuando tengo que esperar a alguien, no me impaciento si tengo que esperar 20, 30 o 40 minutos. A veces sí, pero finjo que no; siento que si alguien llega tarde tal vez es mi culpa por no avisarle con 3 días de antelación, que tal vez fue abducido y que hay que esperar. Digo, una abdudción no es cosa de unos minutos ¡que alguien piense en los aliens! Que tal vez no tengo porque desesperarme aunque me lo haya hecho anteriormente y aunque me lo haga después porque tal vez en alguna ocasión yo esté en el caso contrario y necesite esa tolerancia. Aunque todos sepamos que no.

Tengo una amiga que siempre llegaba una hora tarde y comencé a citarla una hora antes para que llegara a tiempo en lugar de hablar con ella y decirle cosas como: ¡Tienes un problema, imbécil. Eres impuntual! Después cuando descubrió que la citaba antes, a propósito, volvió a hacerme lo mismo: llegaba una hora tarde. Creí que lo tenía merecido por alterar sus costumbres natas de impuntualidad. Alguna vez la esperé dos horas para ir al cine ¡dos! ¡¡DOS!! Ella juró durante la última hora que sólo le faltaban "5 minutos". Fingí que no pasaba nada aunque hervía de rabia por dentro y al salir de la función se la dejé caer (sin albur, cerdos).

La próxima vez que nos íbamos a ver no llegó. Cuando le marqué me enteré que estaba en un hospital con la pata enyesada porque la habían atropellado por tratar de llegar puntual. No fue mi culpa, lo sé. Y ni fue tan grave ¡Tan pendeja ella! (hola) Pero en ese momento pensé que sí. A partir de ahí decidí soportar a los impuntuales aunque me dejaran plantado o esperando otras dos horas ¡dos! ¡¡DOS!! Porque que tal que les pasaba otro accidente.

El miércoles que Fayer nos citó para ir a cenar sushi a las 7pm., llegó casi a las 9pm (sí, él citó y él fue el que llegó tarde). Cuando me desesperé de que, aparte de él, los demás no llegarán, le iba a mandar un mensaje. Y escribí un mensaje muy molesto. Mucho. Cuando iba a enviarlo mi celular murió. Entendí éso como un mensaje divino, proveniente desde el cielo de los impuntuales. Acto seguido fayer apareció entre luces de colores, humo negro y su banda gay. Se hizo el sushi y todos vivimos felices por siempre. De haberle mandado el mensaje tal vez me hubiera arrepentido. O tal vez el metro en el que venía se hubiera descarrilado y hubiera causado la catástrosfe más grande después del terremoto del 85. Y no cabrían tantas patas enyesadas en mi conciencia.

Siempre he dicho que soy una persona muy paciente -tal vez ése es el error, decirlo- o tal vez soy muy condescendiente o tal vez muy pendejo. ¿Se dan cuenta cómo a pesar de todo sigo defendiento a tanto pinchi impuntual?

Así que para finalizar, diré un mensaje muy molesto y tal vez ofensivo y grosero a los ojos del lector para todos aquellos que no saben que puntualidad es respetar el tiempo de los demás:

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Ya, chavos. Bájenle a su impuntualidad. Gracias.

10 comentarios:

Unknown dijo...

Tienes razon por lo menos hay que avisar que se va a llegar tarde, aunque recuerda que cuando te dicen -llego en "tantos" minutos- esos "tantos" son la 3a parte del tiempo que en realidad tardaran (lo digo por experiencia)

Saludos!

Pablo Cabañas dijo...

¡BRAVÍSIMO!
Es cagante tener que aguantar dos o tres horas por la impuntualidad de la gente (me ha tocado ir a una fiesta que oficialmente comienza a las 8:00 PM y en realidad inicia a las 11:00 PM).

Saludos.

tazy dijo...

yo también trato de ser paciente con los impuntuales. me ca-gan, en lo más profundo de mi ser.

pero me he prometido a mí misma que a la próxima que me lleguen media hora tarde, ya no me van a encontrar.

Güengo dijo...

A mí me caga la puntualidad… aunque por respeto siempre trato de ser puntual y de no exceder la media hora, pero si me la aplican a mí realmente no me afecta mucho, sigo en mis asuntos y ya…

Aquiles Digo, antes Jordy dijo...

El enojo con la impuntualidad creo que varía sus grados dependiendo de las circunstancias. No es lo mismo llegar tarde a una fiesta mega concurrida que a una cita con un amigo o amiga. Sin embargo, casi siempre es molesta.

Yo, la verdad, oscilo entre la puntualidad extrema y la impuntualidad absoluta. Así que nunca se sabe si llegaré antes, en tiempo, o tarde.

Un abrazo, Gezeta.

Aquiles Digo, antes Jordy dijo...

Por cierto, me cae, me cae, me cae, que mañana sale el post.

Si no, me corto un huevo. Lo dicho.

Dr. Dulcamara dijo...

¿Hay un cielo de los impuntuales? Eso explica muuuchas cosas.

Saludos

Karen Pérez dijo...

Me pasa lo mismo...Tanto cuesta mandar un mensajito diciendo que llegaran tarde?? Una vez que lo sepa, me preparo mentalmente y soy capas de esperar por 3 dias...

Pero no! Y todavia me tengo que tragar el coraje por que se sienten si les reprochas xD

Kyuuketsuki dijo...

Bravo, hijo mío.

Yo solía ser uno de esos seres impuntuales hasta que mi detalle me paró en seco (sin albur). Posteriormente, aprendí a calcular mejor los tiempos cuando entré a mi actual trabajo y ahora soy un ente puntualísimo. Y si, también soy paciente con los que no lo son. Todavía.

P.D. Te faltó insultar más duramente a la gente.

ge zeta dijo...

@Kyuutz: Es que es la idea. Aún me cuesta trabajo. Jijiji.